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Chapo Guzmán: Camisetas de la captura del capo inundan Tepito en Ciudad de México

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Una crónica desde uno de los barrios más ‘bravos’ de Ciudad de México, por Esther Vargas.

“Si el Chapo se hubiera escondido en Tepito no lo hubieran agarrado”, comenta María, vendedora de playeras (polos) en el corazón de Tepito, el barrio conocido por su fama de bravo. Y sí que lo es, pero en determinadas horas y zonas. A las 11 de la mañana, siempre que no saques el celular y la billetera, el sitio es agradable para conocer el México que no recomiendan a turistas y que incluso ha generado una serie de listas en Internet para sobrevivir al paseo. Es tanto lo que se dice de Tepito que hasta en Reddit puedes encontrar recomendaciones para regresar sano y salvo. La verdad no es para tanto.

María tiene la cabellera larga y teñida de rubio fuego, una blusa roja que le queda muy apretada y unos jeans como tatuados. “No me hagas foto y haces lo que quieras aquí”, advierte. Es de risa estruendosa y en su puesto está encendida la tele. Ha puesto un CD para la ocasión: “La Reina del Sur”. María ofrece las camisetas de El Chapo a 150 pesos, ni uno menos. (Con el dólar que sube y sube podemos calcular que se trata de menos de diez dólares, un poquito menos. Ya, ocho y medio). Te puede rebajar las de Star Wars, la de la mismísima Santa Muerte, pero el capo es hoy más negocio que nunca. María muestra su variada oferta: la más pedida es la que muestra al Chapo cazado y con la mirada perdida. La que sigue es la de la prensa y el narco, y la de Forbes (que dice Phorbes) y la de Time, donde se lee “Saving Peña Nieto”. El Chapo apareció en la lista Forbes como uno de los hombres más millonarios del mundo. Y en la tapa original de Time estuvo el presidente Enrique Peña Nieto, y no el recapturado narco.

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“Ya saldrá con Kate, seguro. Cuando suelten la foto”, comenta María y piensa en voz alta que El Chapo es todo un caballero. “Ya leyó todo lo que dijo a Kate”, murmura en un suspiro largo. La mirada se le hace tierna, mientras el olor de tacos, tortas y enchiladas ya lo invadió todo. María va a desayunar, y un señor pequeñito al que llaman ‘Chapito’ le acerca la orden y un vaso con agua de jamaica.

Tepito es como un termómetro de lo que consume el mexicano promedio, pero “que no lo dice en público”. Lo comenta Manuel, otro vendedor que habla sin mirar: Lentes de sol negro, gorrita Adidas, zapatillas Nike, y buzo azul. Allí está la ropa de contrabando, las armas de fuego – discretamente cubiertas-, las esposas, uniformes policiales, las películas pornográficas y todas las narcoseries que pasaron por Netflix y la televisión. Don Juan, que ofrece discos de un cantante norteño llamado Espinoza Paz– asegura que tiene mucho de psicólogo y sociólogo, dos carreras que no pudo estudiar por “eventos de la vida”.

En su pequeño puesto, como en muchos de los que se encuentran a lo largo de Tepito, ya se ubica la copia pirata de “Chapo, El Escape del Siglo”, la película que coincidió con la captura del narcotraficante. La venden a 5 pesos. Muy barato, y la calidad es pésima, adelanta Don Juan. “Porque es de cine, güera”, vocifera.

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Narcoseries como la de “El Señor de los Cielos”, afiches de Kate del Castillo y carteles con las películas nominadas al Oscar se encuentran en todas partes, como unos lentes Ray Ban, que solo tienen el nombre y un mal acabado. O como las micheladas (cerveza, limón y sal), las cervezas con clamato, los tacos, y las tortillas.

Antes de terminar el recorrido es preciso pasar por el altar de la Santa Muerte, en la calle de Alfarería. María, a su estilo, recomienda que para pedir por el buen amor, para pedir que no te ‘cachen’ (descubran’) al amante o para agradecer simplemente que una está viva es bueno encender la veladora y orar. Parada final.

Minutos después, y de vuelta, las camisetas de El Chapo ya casi se vendieron. “Pero ya llegan, esta tarde llegan”, vocifera Don Juan, con el CD de la película que ya ha visto tres veces. El sol revienta en la cara de los transeúntes. Tepito comienza a llenarse de gente, y la policía -que algunos dicen que no cuidan– se va formando. Los taxis en la avenida principal aguardan. Bye.

Por Esther Vargas
@EstherVargasC


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