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Opinión

“En verdad os digo: San Martín es poderosísimo e intocable en su gremio: JAMÁS le van a revisar una sentencia (además, los jueces son como los médicos). Claro que apelé…”.

Desde aquí felicito a ese juez que tan rápido –en menos de una semana y hasta trabajando el fin de semana– ha evaluado el HB de Keiko para su padre contra la sentencia de San Martín, que volvió “secuestro agravado” lo que el fiscal le pidió como “secuestro simple” sobre Gorriti y Dyer. Lo digo en serio, porque en cambio el juez Fidel Torres Tasso (pariente de Ollanta) se tardó más de DOS años en atender y rechazar mi amparo –que se supone es una acción ultra rápida– contra la impresionante arbitrariedad que ese mismo juez San Martín cometió contra mí, la que fue condenarme con un caso YA prescrito, porque a ese juez Torres Tasso le comprobamos con un notario que YA había prescrito.

¿Saben lo que respondió el caballero a esa prueba indubitable? “El Acta de Constatación Notarial de fecha 23 de mayo del año 2013 extendida por el Abogado Notario de Lima Alfredo Zambrano Rodríguez (…) se limita a la descripción de un ambiente judicial y a dar fe de la respuesta dada por una persona de sexo femenino que no es identificada”. ¡Plop! Claro, el ambiente judicial descrito era la oficina donde uno encuentra el libro de sentencias (“Toma razón de causas”) y la mujer era obviamente la encargada, mi estimado magistrado, pero uno lee lo que quiere leer…

En verdad os digo: San Martín es poderosísimo e intocable en su gremio: JAMÁS le van a revisar una sentencia (además, los jueces son como los médicos).

Claro que apelé, pero allí mi amparo sigue moviéndose a cámara lenta y no soy nada optimista con el resultado. Claro, si fuera Rafo León o algún llorón caviar mediático, ya habría habido una colosal batahola en la web y sería portada de Somos, noticia abridora de Canal N, héroe del Consejo de la Prensa, tema de varias columnas y del editorial de La República…


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