23.ABR Martes, 2024
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Opinión

“Lo urgente entonces es que nuestros gobiernos apoyen la Carta Democrática contra Maduro”.

En estos días hubo noticias monumentales. El Brexit monopolizó titulares. La paz colombiana y el Madurexit (el exit de Maduro), con la revisión de la Carta Democrática de la OEA, quedaron relegados. A esta columna le interesa, ante todo, nuestra casa, ese adefesio que somos Latinoamérica, y después los países centrales aunque su oleaje termine llegándonos como tsunami.

No es una posición sentimental sino la convicción pragmática de que nada de lo que digamos o hagamos modificará el curso del primer mundo, en cambio, sí afectará nuestro terruño. La soñada paz colombiana. No empañemos tan sentida alegría señalando que los garantes son Maduro y Raúl Castro, dos criminales, que Timochenko, el jefe de las FARC, recordó en su alocución a “Chávez, el comandante histórico” y que la comunidad internacional que nada garantiza es la garantía del desarme.

Lo urgente entonces es que nuestros gobiernos apoyen la Carta Democrática contra Maduro. Conviene a todos. A los gobiernos de izquierda, la crisis humanitaria venezolana les está cercenando la poca credibilidad discursiva que les queda. Almagro, un hombre de izquierda, lo entendió perfectamente y actúa contra “el dictadorzuelo”, no contra la ideología. A la derecha, el populismo le ha desmadrado la inversión y la estabilidad económica.

Ahora bien, a quienes más les conviene el Madurexit es a los socios internacionales de Maduro, pues la historia les está regalando una última posibilidad de sobrevivir políticamente si abandonan este barco que irremediablemente se hunde. Las ratas, más que despreciables durante estas catástrofes, son instintivas. Así que, Realpolitik: sacar a Maduro es un win-win situation para todos.


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