25.ABR Jueves, 2024
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Opinión

“Sin desobediencia civil organizada que derrote a Maduro no se aflojará la garra asesina”.

Un país extraordinario, bello como pocos, con gente inteligente y amable y una riqueza infinita en recursos naturales es hoy el infierno de Dante. Cada día la Guardia Nacional mata a gente que invade las calles buscando alimento. Hay toque de queda, no hay agua, ni luz, ni medicinas. El mismo genocidio de hambre usado por Stalin para eliminar a los campesinos rusos.

¿Cómo llegó ‘la sucursal del cielo’, como se le decía a Venezuela, a ser un territorio devastado por una crueldad primordial como la de Caldea, cuando el profeta Habacuc se preguntaba: “¿Hasta cuándo, Jehová, gritaré sin que tú escuches? ¿Por qué me haces ver tanta maldad? Ante mí, solo hay destrucción y violencia”?

Sin desobediencia civil organizada que derrote a Maduro no se aflojará la garra asesina que los atenaza. Ahora, sin embargo, la normalmente pusilánime y acomodaticia comunidad internacional tiene la oportunidad de actuar con grandeza por la libertad.

La aplicación de la Carta Democrática al gobierno de Venezuela, liderada por un valiente como es el uruguayo Almagro, se votará este 23 de junio. Es cierto que un puñado de países financiados por el petróleo venezolano venderán su voto para mantener a este régimen depravado e indigno. Es de recordarles, sin embargo, a estos lacayos que Maduro está de caída, y ellos se hundirán junto a esta insania que no tiene precedentes en la historia continental. No apelo a la conciencia de esta caterva con aliento de hiena. Serán cazados como ratas y condenados por narcotráfico, corrupción y asesinato. Les digo que podrán salvarse si apoyan la aplicación de la Carta Democrática, última oportunidad que la historia les ofrece. Si no, que Dios los agarre confesados.


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