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Opinión

“La crisis del primer vicepresidente Martín Vizcarra evidenció, como pocas veces, que el gobierno no prioriza la política por encima de lo técnico”.

Como era de esperarse, la aprobación del presidente Kuczynski cayó (en el último informe de GfK) de 42% a 36% (la desaprobación subió a 54%). Esto, como advertimos semanas atrás, era previsible: la recuperación de 10 puntos entre marzo y abril respondió, más que a hechos atribuibles al gobierno, a la unidad ciudadana detrás de los embates del fenómeno El Niño costero. Pasó antes, y pasó ahora.

Y así como advertimos (igual que muchos, por cierto) que el rebote se corregiría ni bien el país regresara a sus problemas habituales, también aconsejamos que el gobierno aproveche dicha recuperación a fin de articular una estrategia “post-crisis”, en la cual el Ejecutivo gane la iniciativa política (para sostener la aprobación, en primer lugar). Lamentablemente, no ocurrió así. La crisis del primer vicepresidente Martín Vizcarra evidenció, como pocas veces, que el gobierno no prioriza la política por encima de lo técnico.

La renovación del gabinete no debería levantar las esperanzas en el Ejecutivo; la oposición, tosca y mayoritaria, actúa en una lógica de debilitamiento político, propio de épocas electorales, pero también de gobiernos débiles que pueden ceder ante los distintos intereses políticos. Pero ello no significa que no hay nada por hacer; lejos de eso, el Ejecutivo siempre tiene una poderosísima palanca para reinventarse: la Presidencia de la República.

A falta de un interés por parte del presidente de tomar la iniciativa y liderar distintos proyectos a nombre del Ejecutivo, pues el primer ministro siempre puede entrar a cubrir dicho espacio. Ejemplos de esto último sobran. Pero las relaciones entre el premier Zavala y la oposición no pasan por su mejor momento después de los cruces verbales de la semana pasada (lo que no significa que se acabó dicha posibilidad; en política, y más en la peruana, estos impasses suelen suceder y revertirlos no es tan difícil como parece).

¿Qué hacer? Trazar una estrategia toma tiempo. Por ello, primero deberían estabilizar el clima político. De ahí trabajar temas puntuales en prioridades. Pero sin estrategia, dicha caída continuará.


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