25.ABR Jueves, 2024
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Opinión

“Si de posiciones se trata, creo que no se debería utilizar la figura del indulto presidencial, un rezago de tiempos absolutistas…”.

Cuando ya todo estaba dicho, pues el presidente y la ministra de Justicia justificaban su negativa al indulto para el ex presidente Alberto Fujimori, al punto en que la lideresa del fujimorismo planteará pronto un hábeas corpus, sale de nuevo el congresista Juan Sheput a sostener que “no se cierran las puertas” a la posibilidad. ¡Qué manera de complicarse la vida! Pero más importante, ¿para qué volver a poner el tema sobre la mesa?

Recordemos. En una entrevista a este diario, el congresista Carlos Bruce se pronuncia a favor del indulto al ex mandatario; preguntado sobre el tema, el jefe de Estado sostiene que, en efecto, lo estaban evaluando. A los pocos días sale la ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, a negar la posibilidad; peor aún, identifica un problema inexistente (ya el Tribunal Constitucional zanjó la disputa sobre la inclusión del término “lesa humanidad” en la sentencia: es “declarativo” y, por lo tanto, no aplica).

Luego sale el presidente a negar el indulto, sosteniendo un contrasentido: como bien sostuvo ayer el constitucionalista Enrique Bernales, en entrevista con Mariella Balbi, la decisión está en manos del presidente y, si desea hacerlo, lo puede hacer porque esa es facultad que le confiere la Constitución.

Sea como sea, la posibilidad del indulto se quiebra y queda en eso, en la sensación de que el tema fue manipulado con fines políticos, manejado de manera imprudente. Pero hasta allí llegó. Y ahora salen de nuevo a sostener que las puertas no están cerradas, que “las circunstancias pueden cambiar y que la decisión del presidente también”.

Si de posiciones se trata, creo que no se debería utilizar la figura del indulto presidencial, un rezago de tiempos absolutistas, equivocado en un marco institucionalizado y donde debe primar el balance de poderes; menos aún cuando el mismo se mezcla con intereses políticos. Pero peor es el uso del tema de manera irresponsable e inhumana. El fujimorismo tomará esto como una afrenta, sin dudas. Este comportamiento del oficialismo no tiene sentido, salvo que estén buscando una razón para el enfrentamiento frontal.


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