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Opinión

“Si las autoridades de verdad se preocuparan por sus vecinos, hay algo rápido y simple que podrían implementar: reducir la velocidad”.

La semana pasada viajé por tierra a Oxapampa con mi familia. He tenido la suerte de haber viajado un poco por el país y conozco relativamente bien la zona central: Huancayo, Jauja, Tarma, San Ramón, La Merced y también Oxapampa y Pozuzo. Sin embargo, lo que más me llamó la atención de este viaje fue la Carretera Central. No estoy diciendo que se encuentre en excelentes condiciones, pero sí ha mejorado muchísimo en comparación con cómo era hace unos 10 años. Eso está muy bien. Por supuesto que es una vía con riesgos; las curvas cerradas no perdonan y un mal movimiento puede ser fatal. Sin embargo y, a pesar de algunos tramos en obras y la necesidad de mejor señalización, nos dimos una grata sorpresa.

La importancia del diseño vial es vital. Mil veces hemos dicho que las pistas matan (la mala infraestructura es la principal causa de accidentes), a pesar de que en el registro oficial se culpe a conductores y peatones. Prueba de ello es el trágico accidente en la Costa Verde. La persona que murió allí lo hizo al estrellar su auto contra un poste mal ubicado, es decir, antitécnico.

Desde la Asociación Cruzada Vial no se han cansado de demostrar que los diseños viales de esta y otras vías no cumplen las normas técnicas, mientras que el colectivo Costa Verde de Todos ha registrado allí 371 accidentes, desde enero del 2015. Es decir, más de 21 accidentes al mes. En otros países basta con dos accidentes para que la zona se considere un punto negro y la vía sea rehabilitada por el concesionario.

Además de exigir a la Municipalidad de Lima mejoras en el diseño vial, promover el cumplimiento de las normas de tránsito e incorporar la fiscalización electrónica –con cámaras que permitan imponer multa–, toca tomar decisiones grandes. Pero, para poder tomarlas, las autoridades deben aceptar que la vida de sus ciudadanos es lo más valioso que hay y que su trabajo se debe a la gente. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que sigan muriendo personas en accidentes de tránsito? Si las autoridades de verdad se preocuparan por sus vecinos, hay algo rápido que podrían implementar para que dejen de morir en las pistas. Algo realmente simple: reducir la velocidad.

Pero, claro, la condición para que esta medida se cumpla es que nosotros los ciudadanos la aceptemos. Porque digamos las cosas como son: hoy muchos de los que conducen un auto están dispuestos –inconscientemente– a sacrificar unos cuantos minutos de su vida… ¿A cambio de qué? A cambio de la vida de otras personas; a cambio de destrozar a familias enteras, incluso la tuya y la suya misma.


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