Pablo Secada: Esperanzadora ¿unión?

Hizo lo que algunos le reclamamos en campaña. Expuso una visión de país, cargada de la emoción con la que juramentó como se debe.

Desde el agua –su tema– hasta los que lo caracterizaron como el progresista de los sesenta, como lo definió FOZ. Desubicó, en un sentido positivo, a congresistas del FA que declararon luego. A quien acusaron de lobbista enarbolaba la bandera de la revolución social.

Recordó el sentido de la unión republicana, de la República que entregará en su bicentenario. Los caudillos de entonces hicieron a ese reclamo unitario solo un buen deseo. Los seguidores de la de ahora empezaron la sesión solemne gritando “Keiko presidenta”. La cerraron sentados en la investidura del presidente de los peruanos. No aplaudieron ni cuando se mencionaron objetivos de su Plan Perú.

Más de uno criticó la falta de políticas puntuales y reducción del IGV, pese a que no se ha anunciado el programa fiscal. Toda una demostración de politiquería para quienes ignoran el nivel de la deuda neta, cómo se compara con nuestra historia u otras economías emergentes, o qué significa.

El premier irá a presentar los detalles el 15 de agosto. Llama la atención que le pidan políticas puntuales a tantos especialistas en el diseño de políticas públicas liderados nada menos que por PPK; como exigiendo para después dejarlos mal parados, no parecen estar bien asesorados.

La delegación de facultades es importante, se la darán esperando que no estén en capacidad de presentar los decretos legislativos a tiempo. Aún no se enteran.

Fuerza Popular trabajará proyectos para concretar el Plan Perú, eso está muy bien; pero no cooperarán. Las reformas institucionales que mencionó Salgado parecen poco probables, las que necesitamos al menos. Su discurso estuvo muy bien; su actitud y la de su bancada, no.

Kuczynski sorprendió y demostró que es mucho más que un tecnócrata pionero de la banca de inversión.

Es reconfortante ver un gabinete ministerial muy bueno por lo general, con su cuota de política.