Pablo Secada: Innovación 2.0

En lo que esperamos las facultades, hemos estado comentando gestos o la ausencia de los mismos. El Congreso aprobó un mayor déficit fiscal para los próximos años y se presentó el proyecto de Presupuesto. ¿Qué tal si hablamos de innovación mejor?

En el Reporte de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, tenemos 08 de nota y estamos en el puesto 116 de 140 países. Somos megadiversos en anfibios y aves, y biodiversos en las demás categorías de la vida.

No hemos sido capaces de aprovechar la biotecnología para que nuestra diversidad contribuya al desarrollo. Podríamos venderle pastillas que reducen la inflamación de la próstata, dan vigor sexual o curan enfermedades que causan dolor y muerte en el mundo. Muchísimos pobladores de la sierra y selva tendrían ingresos mayores en mercados que, ojalá, no estuvieran dominados por acopiadores y habilitadores.

No estamos ni vamos hacia ahí. Pero hemos avanzado con fondos concursables y el reintegro tributario. Se construirían y equiparían centros de excelencia en algunas universidades. No soy un especialista. Pero entiendo que es mejor planear en qué productos innovar, y no concentrarse en cientos de productos sino en menos de una docena de ellos.

El bienestar social debe ser el criterio de priorización. Ciertamente no creo que solo deban diseñar este plan funcionarios públicos, tampoco solo personas que vivimos acá y no tenemos experiencia. Concursar consultores o asesores para el plan es mejor. Los súper alimentos –aguaje, cañihua, química, maca y otros–, como me lo recordó Tony Salas, ex jefe del INIA que hizo un plan ignorado, deberían ser prioritarios. Se requieren investigadores, becas, laboratorios, autonomía, financiamiento suficiente y sostenible. A los de ese INIA les hubieran caído muy bien autonomía y más recursos. ¿Lo conversamos?