Pablo Secada: Politiquería no empañará optimismo

Con la presentación del presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, el gobierno anunciará políticas públicas y medidas puntuales.

Las restricciones institucionales y políticas son relevantes. No adoptaremos algunas de las reformas que nos permitirían desarrollarnos de verdad, como las electorales o las políticas, por ejemplo. No se concretarán algunos proyectos claves, pero ya iniciado el gobierno, queda claro que se adoptarán algunas otras reformas, se destrabarán los megaproyectos y se recuperará la inversión privada, motor del desarrollo.

Sin embargo, aún no reconocemos la magnitud de la mejora del bienestar que viene.

La reducción propuesta de un punto porcentual de la tasa del IGV ilustra bien la politiquería. El gobierno no ha anunciado todavía sus políticas públicas, ni las fiscales, ni las tributarias, pero ya algunos han hablado de costos fiscales absurdos, o de crisis fiscales o de deuda.

El IGV recaudó 8.4% del PBI el año pasado. El costo fiscal de esta medida es una fracción del beneficio para la sociedad de diseñar mejor los proyectos de infraestructura, política que también se está trabajando, por ejemplo.
Mejorar la calidad del gasto es la clave. Reducir la tasa de un impuesto indirecto que ha sido la mayor fuente de ingresos de un boom de gastos de pésima calidad tiene sentido conceptual.

Esperemos a que se anuncie el programa del gobierno para medir su impacto económico.

Y no le creamos a los agoreros de catástrofes: la deuda pública neta de nuestro país –la que excluye el ahorro financiero del Tesoro– fue de 10.1% del PBI en el 2015, una de las deudas más bajas del mundo. Ya quisieran buena parte de los países de Europa deber tan poco.

Medidas como las esbozadas no llevan a una crisis fiscal. No hace falta estimar su impacto económico para afirmarlo.