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Opinión

“Es imposible pensar en un jefe de Estado latinoamericano de los últimos cien años con la distinción intelectual, independencia de criterio y amplitud cultural de PPK”.

Es una suerte para el Perú porque el país confronta grandes retos de desarrollo y también porque se vienen tiempos complicados para la economía y finanzas mundiales, lo que va a afectar al Perú, y no puedo pensar en un peruano más capacitado.

Recibe un país con buena macroeconomía pero plagado de problemas de compleja solución: corrupción rampante, inseguridad, justicia disfuncional, infraestructura deficiente, excesos de trámites y normas innecesarias, etc., etc. El Foro Económico Mundial clasifica al Perú en el puesto vigésimo tercero –entre ciento cuarenta países– en cuanto a calidad del entorno macroeconómico, pero en lo que se refiere a variables de calidad institucional es otro cantar: sitúa al país entre los veinte últimos en eficacia de la Policía, posibilidad de comprar una sentencia judicial, confianza en los políticos, coimas para conseguir contratos públicos, costos de la violencia y otros varios.

Estamos acostumbrados a gobernantes que no han tenido otra profesión más que la política, o a empresarios –como Macri y Piñera– y hasta a militares. Kuczynski, sin embargo, trae a la presidencia una riqueza profesional muy infrecuente: comenzó su carrera en el Banco Central, luego fue funcionario del FMI y el Banco Mundial, banquero de inversión, gerente de empresas; además, conoce las tareas de gobierno como pocos: fue dos veces ministro y primer ministro. Educado en dos de las mejores universidades del planeta –Oxford y Princeton– y con una carrera profesional siempre de éxito que ahora le lleva a la presidencia con un acervo de conocimientos y “saber hacer” que ningún otro presidente del Perú ha tenido y que posiblemente –ojalá me equivoque– ninguno de los futuros presidentes vaya a tener. Es, por lo tanto, una gran oportunidad para el Perú.

Algunos opinan que el hecho de que no cuente con mayoría parlamentaria será un obstáculo para sacar adelante reformas y gobernar. Tengo una opinión diferente porque la ingobernabilidad perjudica tanto a Keiko Fujimori como al presidente. Se pondrán de acuerdo: Pedro Pablo por su talante conciliador y Keiko porque su mejor baza para optar a la presidencia en 2021 es un trabajo constructivo de oposición leal. Han sido adversarios en 2016, pero a futuro no tienen más remedio que ser socios. Si el país marcha, ganan ambos; si se paraliza, pierden ambos.

Concluyo con una frase del artículo que publicó hace un mes la prestigiosa revista The New Yorker sobre Kuczynski: “Es imposible pensar en un jefe de Estado latinoamericano de los últimos cien años con la distinción intelectual, independencia de criterio y amplitud cultural de PPK” (Enlace para la cita: http://goo.gl/UrmL0whttp://goo.gl/UrmL0w).


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