Santiago Pedraglio: La valiente apuesta de Juan Manuel Santos

Después de cuatro años de negociaciones y más de medio siglo de conflicto armado interno, más de 220 mil muertos, miles de desaparecidos y millares de campesinos desplazados, el gobierno de Colombia, presidido por Juan Manuel Santos, firmó el acuerdo de paz con las FARC. “Hoy comienza el fin del sufrimiento, del dolor y la tragedia de la guerra” dijo Santos en una presentación televisada, horas después de conocido el acuerdo.

El avance es importantísimo. Luego de varios intentos en las últimas décadas, por fin los implicados alcanzan un acuerdo definitivo. No obstante, el camino hacia la paz sigue: falta la aprobación del Congreso y su ratificación en el plebiscito del 2 de octubre próximo.

Es muy probable que el presidente Santos consiga una mayoría en el Congreso. Sin embargo, el plebiscito –que no tiene carácter vinculante– se convertirá en un escenario de disputa política entre la plural convergencia de quienes apoyan la salida adoptada por los gobernantes actuales y los opositores al acuerdo, liderados por el ex presidente Álvaro Uribe, que aducen que el Gobierno ha sido concesivo y que debe priorizarse una derrota militar antes que un acuerdo político.

Aun si el presidente y sus aliados logran la ratificación del Congreso y consiguen el “sí” en el plebiscito, habrá nuevos pasos por dar. Para comenzar, el acuerdo implica una reforma agraria cuya aplicación no será fácil. Las etapas de desarme de las FARC, “por fases”, también serán complejas. La aplicación de la justicia transicional, que implica penas limitadas para los responsables de las FARC, de los paramilitares (los “para”) y del Estado, también suscitará rechazos desde varias vertientes.

Mientras tanto, el papel de la comunidad internacional será decisivo. La felicitación de Barack Obama –y, por consiguiente, su apoyo explícito– es, por eso, un aval importante con el que cuenta el Gobierno de Colombia para sortear los obstáculos que le quedan por delante.