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Opinión

Michel Temer fue elegido vicepresidente por el electorado petista junto con Dilma. Sin embargo, esto refleja el pasado, cuando el PT y PMDB eran aliados. Hoy, el soporte político de Temer es su coalición con el PSDB (el partido de Cardoso), con antiguos aliados del PT y con el pequeño grupo de liberales.

El desafío principal del gobierno de Temer será la superación del desequilibrio fiscal. Dos prioridades saltan a la vista: recortar gastos corrientes y acabar con la indexación de sueldos y pensiones a la inflación. Para recortar gastos, Temer va a tener que reducir los empleados públicos, y despedir empleados públicos va a significar conflicto político, especialmente con las bases del PT.

La militancia del PT está muy asustada con su futuro económico y está dispuesta a luchar por sus privilegios. Además, el sueño de Dilma es aún regresar al Palacio de Planalto. El PT va a persistir entonces en combatir el impeachment y atacar al gobierno de Temer. Sin embargo, ellos están muy desprestigiados después del fracaso de Dilma.

La postura de los agentes económicos es de optimismo moderado. El índice Bovespa está fluctuando y el dólar sigue bajo, y todos están mirando con ansiedad las primeras medidas del Gobierno Temer. La reducción de los ministerios de 32 a 22 ha sido vista como una buena señal, pero sin reducir los gastos de pensiones (7.4% del PIB) es imposible recuperar el equilibrio fiscal.

¿Lograrán Temer y sus aliados tomar las medidas necesarias para reactivar la economía brasileña?


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