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Columna Luis Davelouis

“Ahora vamos a proteger a las mujeres, pero dentro de la familia, que también debe ser protegida del embate de los emisarios de la ideología de género y el lobby gay”. Eso es lo que parecen querer decir los congresistas que presentaron ayer un proyecto para desaparecer el Ministerio de la Mujer fusionándolo con el de Desarrollo Social y rebautizarlo como Ministerio de la Familia y Desarrollo Social.

¿Es bueno que los congresistas se puedan cambiar de bancada cuando les plazca y por quítame estas pajas? No. ¿Qué le hace eso a la institucionalidad política de los partidos que se supone que existen más allá de sus miembros? Convierte los partidos en clubes de gente aglutinada, más que por una visión de país, por una visión de bolsillo. Su bolsillo.

Ayer señalábamos la caída de la aprobación del presidente hasta 26% y la comparamos con las de sus tres últimos predecesores. PPK es el que, según la opinión pública, peor lo ha hecho en sus primeros 12 meses. Parte importante del problema es que la ciudadanía no identifica en él a un líder, no percibe que hay alguien haciéndose cargo y no se trata de algo nuevo. Sucedía algo parecido con Toledo, quien, al final de su primer año, tuvo 27% de aprobación.

Según Ipsos, PPK tiene 26% de aprobación y 64% de desaprobación. Sea la que fuera su estrategia, parece que no ha funcionado como lo esperaba. Al menos si nos guiamos por cómo les fue a sus tres últimos predecesores, hasta Toledo (que obtuvo 27% al cierre de su primer año) le gana (García 51% y Humala 52%).

Ayer entrevisté a la periodista colombiana Natalia Orozco, que está de visita en Lima presentando su documental, El silencio de los fusiles, sobre el proceso de paz colombiano. Ocho millones de víctimas en 50 años. Natalia ha sido corresponsal de CNN, ha cubierto conflictos en Egipto, la guerra en Libia (su primer documental) y durante cuatro años estuvo recogiendo material para el filme que ha venido a presentar.

La forma en la que el gobierno viene enfrentando la huelga de profesores está siendo duramente criticada y con razón. Primero por no tomar en serio la protesta desde el principio; segundo, por demorarse tanto y dejar que la sangre llegue al río a tal punto que ni el aumento sin evaluación logró convencer a nadie de deponer la medida de fuerza. La demora convirtió un justo reclamo sectorial en una pata de cabra política. Finalmente, el presidente ofreció reunirse con los huelguistas –algunos de ellos bien matriculados en el Movadef– pese a que su propia ministra ya les había dado un ultimátum. ¿Sabe PPK que le jaló la alfombra a Martens?

Por un lado, tenemos la resistencia del Ejecutivo (¿o se hace el “loco”?) a aprobar la norma antielusión que dejó lista el gobierno anterior. Por otro, las criticadas, ininteligibles –para algunos– y costosas medidas tributarias implementas por el gobierno y finalmente la persistencia “inexplicable” de la huelga de profesores; que a partir de diciembre van a ganar dos mil soles… sin dar examen. A la vista de estas tres cosas, me parece pertinente recordar lo que me dijo PPK en enero de 2012 en una entrevista.

Hago mía la pregunta del ex procurador José Ugaz: ¿qué pasó con el informe de más de 100 propuestas de política pública que la Comisión Presidencial de Integridad –que el propio presidente Kuczynski creó en octubre de 2016 empujado por el escándalo Moreno– le entregó a PPK?

Cuando los autores de El libro negro de la nueva izquierda estuvieron en Lima, me sorprendió, sobre todo, que fueran tan pocas las personas que veían, en esa visita de Agustín Márquez y Agustín Laje, una oportunidad para destruir los argumentos más bien deleznables y poco rigurosos de su libraco, particularmente porque en nuestro país la tesis de que la ideología de género y el lobby gay existen tiene muchos seguidores. ¿Qué mejor que convertir aquel chamico en talco delante de todo el mundo? ¿Qué mejor oportunidad que exponer como tal esa teoría conspiranóica sonsa, falaz, mendaz y peligrosa? Pocos les salieron al frente y más bien se etiquetó el libro de porquerioso y ahí sigue el par, ganando adeptos.

Ni chicha ni limonada. Irresoluto. Eso es lo que se suele decir de alguien o de algo que, al menos en apariencia, no toma una posición o decisión respecto de algo más. Y sí pues, a veces –la mayoría, me atrevería a decir– es correcto; quien no asume una posición suele evitarlo para no asumir los costos ni los riesgos que trae aquel jugarse por alguna cosa.

1. El diario O’Globo de Brasil –del grupo Globo, objeto del odio del rojerío y la caviarada cariocas– tuvo acceso a la declaración que Marcelo Odebrecht hizo en mayo pasado, en la que afirma categóricamente que le dio dinero a Keiko Fujimori “de la caja dos”.

Antes de ayer, un diario mintió demostrada y descaradamente en su titular de portada. Ayer, lejos de ofrecer una disculpa, ya no a los agraviados sino a sus lectores por venderles mentiras, insistió en la falacia y, para ello, utilizó las declaraciones apuradas e irresponsables de varios congresistas que se subieron al carro del apanado a la ministra de Educación sin haber leído la nota ni confirmado si lo que decía dicho diario era cierto. No se trató, pues, como quiso pensar mi vecino –que también ha dirigido un diario–, de un error. Allí hay intereses y agenda.

La ministra hizo que su hijo postule a Beca 18, reza el titular de portada de un diario.

Hace unos cuatro años, uno de mis hijos sufrió un episodio de neumotórax. El aire de uno de sus pulmones se salió dentro de su cavidad torácica y la presión colapsó ambos pulmones y amenazaba con afectar su corazón. La saturación de oxígeno en su sangre llegó hasta casi el punto en que se moría. Felizmente, su madre y yo solo supimos después cuán severa era la hipoxia que estaba padeciendo.

La vocación del presidente de abrirse frentes de manera gratuita ha quedado clara. Si hemos de guiarnos por sus comentarios al discurso, es evidente que PPK no mide los riesgos y es consciente de los frentes que abre. Ayer, por ejemplo, quiso bromear con el apellido de la Sra. Zavala y con los juegos panamericanos.

Ayer, PPK hizo tres cambios ministeriales. Romero-Lozada salió de la Mujer y fue reemplazada por Choquehuanca (parlamentaria de PpK). Salió Tamayo del Ministerio de Energía y Minas, quien fue reemplazado por Aljovín. Ella dejó el Midis y fue reemplazada por Fiorella Molinelli, quien hasta ayer se desempeñaba como viceministra de Construcción y Saneamiento.

Antes de ayer se descubrió que un hasta-antes-de-ayer reconocido ilustrador les había mentido a sus clientes, a sus fans y a la prensa por años sobre el alcance y proyección que su trabajo logró en medios del extranjero. Decía él que sus ilustraciones habían llegado a la portada del New Yorker, algunas portadas de DC Comics y de Marvel e, incluso, que alguno de sus dibujos había sido adquirido por alguna famosísima estrella de rock.

El presidente del Congreso, Luis Galarreta, es un experimentado congresista que conoce desde adentro más de una bancada. Esto, contrario a lo que pudiera pensarse, no es demérito. Es casi la marca registrada de nuestra clase política, la única manera de sobrevivir y mantenerse en la tarea.

Luis Galarreta será el próximo presidente de la Mesa Directiva del Congreso por el fujimorismo. Una sorpresa, pues el nombre que sonaba fuerte para el encargo era el de la congresista Cecilia Chacón.

Un diario y un par de conductores de TV toman como cierto el testimonio –por supuesto, sesgado– de una ex funcionaria pública en contra del gobierno. No sucede lo mismo con la réplica del acusado: esta se toma con pinzas y se le ningunea. Por si acaso. El histrionismo pesa más que los argumentos porque eso es lo que vende.

La ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, explica que la salida de la procuradora Katherine Ampuero se debe a que le perdió su confianza al negarse a aplicar el D. U. 003-2017. Este permite que Odebrecht venda su parte en los proyectos en los que aún mantiene participación (en particular en el proyecto Olmos), y dichos proyectos puedan continuar en manos de empresas que no estén en la situación de la brasileña.

El comunicado de la Bankada que da cuenta de la suspensión de Kenji Fujimori es raro porque por ninguna parte menciona los hechos objetivos que dan lugar a dicha sanción. Es decir, citan su reglamento que, más o menos, dice que está prohibido actuar “contra la unidad”, “contra la fraternidad” y “contra los principios, valores y normas de este conjunto político” (sí, dice ‘conjunto’ y no ‘partido’). Los argumentos vagos son funcionales a la sola voluntad de quien toma la decisión final.

Es muy interesante ver a tanta gente contenta con ver a los Humala ir presos. De hecho, en otros países somos algo así como un ejemplo: “Ustedes sí los meten presos, no como aquí que se pasean tranquilitos por la calle”. Y, la verdad, uno inflaría el pecho si no fuera porque dicha afirmación es cierta a medias.

El 15 de mayo en Curitiba, Brasil, Marcelo Odebrecht le dijo al fiscal peruano especializado en lavado de activos, Germán Juárez, que su empresa (Odebrecht) “con toda seguridad” debe haber apoyado con dinero a Keiko Fujimori y al partido de Alan García en la campaña de 2011 porque siempre apoyaban a los principales candidatos. Odebrecht añade que quien sí sabe cuánto y cómo se les dio el dinero a los mencionados es Jorge Barata. Pero Juárez “resuelve desistir de la solicitud de cooperación internacional judicial para recabar la declaración del ciudadano brasileño Jorge Barata”. ¿Por qué, si ese también es su trabajo?

Empecemos con dos citas de la declaración que Odebrecht dio a los fiscales Peña Cabrera, Vela y Juárez el 15 de mayo. Juárez pidió y logró –sin juicio ni acusación fiscal– 18 meses de prisión preventiva para Humala y Heredia por recibir dinero de Odebrecht. Ni acusa ni investiga a nadie más.

El Perú atraviesa una situación difícil. La inversión privada se ha paralizado, la pública no ha sido capaz de reemplazarla y no parece que el gobierno –veremos qué hace Zavala en el MEF– sea capaz de implementar medidas de emergencia que frenen la desaceleración económica y la revierta. Y estamos en medio de un proceso de reconstrucción “con cambios” (me soplan que los cambios no serán ni tantos ni tan importantes porque no hay “espacio político” para plantear y llevar adelante objetivos de largo plazo; es decir, estamos frente a una nueva oportunidad perdida y en el próximo Niño nos pasará algo parecido. Qué pena).

Condenaron a nueve años de prisión al ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, por corrupción y lavado de dinero en el marco del caso Lava Jato, que también involucra a las constructoras más grandes de ese país. Para el juez Sergio Moro, la constructora OAS le habría regalado y remodelado al ex presidente una vivienda en Sao Paulo por un valor cercano al millón 300 mil dólares a cambio de contratos para desarrollo de obras públicas.

Definirse por oposición a algo o alguien es de lo más rupestre que hay. ¿Por qué? Porque, entre varias otras cosas, significa darle a otro la decisión de definirnos. El anti solo existe en la medida que existe aquello que convoca ese anti, nada más.

Ayer vi cómo les robaban a los heridos y a los muertos del accidente en el cerro San Cristóbal. Era negocio fácil. Por eso es que algunos de ellos no pudieron ser identificados.

Una de las fortalezas más importantes del fujimorismo –y, por lo tanto, de Fuerza Popular– es la idea más o menos generalizada de que serán capaces de “poner orden” porque no se hacen problemas para poner la “mano dura”. Y siendo la seguridad ciudadana un asunto tan delicado y tan importante para la opinión pública, un discurso apoyado en una narrativa como la descrita vende bien en el Perú.

Ha regresado el lechero. Gloria pidió perdón y se ha escindido en dos empresas para que haya más competencia. En la esquina hay un policía que me sonríe. No sé qué hace ahí porque ya no hay choros. En el kiosco, los diarios dicen que vamos favoritos al mundial tras eliminar a Argentina 8 a 1, con cuatro goles de Vargas. Según el presidente del BCR, este año efectivamente creceremos 8% tal y como lo anunció el ministro de Economía, Juan Mendoza.

Parece que Kenji sí se deja asesorar y es capaz de arriesgarse. Porque da la impresión de que hablara y funcionara desde los sentimientos y no el cálculo. Es lógico que en medio de una bancada llena de gente que parece que siempre está enojada, con el cuchillo entre los dientes, sangre en el ojo y que se toma a sí misma demasiado en serio, Kenji sobresalga tanto. Su candor es disruptivo.

No hay ruptura en Fuerza Popular. Al menos no una que vaya a producir una separación sensible o perceptible en términos de votaciones, pareceres y declaraciones. Son, por las razones que se quiera, la bancada combi más sólida de la representación nacional. Y digo bancada combi porque AP y el Apra son bancadas enanas pero no están llenos de “invitados” advenedizos como todas las demás (FA, PPK y APP). Esto, por supuesto, no quiere decir que no haya problemas y diferencias –a veces muy duras– al interior de ese partido como los hay en todos los demás.

El pragmático se sube a un micro para ir a trabajar. Atorado en el tráfico, el pragmático le dice al chofer que se dé la vuelta en U ahí mismo, subiéndose a la berma central. Todos están apurados, falta media cuadrita no más y no hay policía. El chofer le hace caso y, al unísono, todos los pasajeros gritan: ¡yeee!

Colgarse de la situación económica para empujar una subordinación con disfraz de amiste como la única salida a una posible crisis o recesión inminentes, puede funcionar.

El abogado penalista César Nakazaki escribió en su cuenta de Twitter: “La Contraloría General de la República (CGR) está por encima de la persona que la dirige, de allí que la salida del CGR sea necesaria. / No se tuvo en cuenta el argumento central; Edgar Alarcón integró la CGR que en tres gobiernos no pudo detectar Lava Jato en el Perú. / Empresas brasileñas con prácticas ilegales se apoderan de la gran contratación del Estado y la CGR no vio (esa) ‘ballena’ en el Perú. / Tan grande ceguera exigía que el nuevo CGR no saliera y –ojo– no (sea elegido de entre) un grupo de profesionales que fue indolente, deficiente o complaciente”. En síntesis, en la Contraloría, Alarcón y su gente han sido siempre mantequilla. ¿Qué pasó ahora?

La estabilidad laboral de los ministros dentro de un gabinete puede ser indicador de la estabilidad de un gobierno. Así medido, este gobierno tiene problemas en ese aspecto quizás solo comparables a los atravesados por Belaunde en su primer gobierno. En 5 años, la alianza apro-odriista le bajó 10 ministros (2 por año). PPK ha perdido 4, pero –quizás– solo 2 son atribuibles a la oposición.

Estoy seguro de que quienes están a favor del indulto pueden encontrar mejores argumentos que “la mayoría está a favor”. Porque el referente de si la ley se debe cumplir según el parecer popular son Jesús y Barrabás y ya sabemos que el pueblo casi siempre elige a Alan García.

Alberto Fujimori no le ha pedido perdón al país ni –mucho más importante– a los familiares de las víctimas del Grupo Colina que él y su mellizo Vladimiro Montesinos auspiciaron y se encargaron de proteger, encubrir y amnistiar. No ha pagado un sol de reparación civil ni su familia se ha puesto a derecho como para creerles que hay buena voluntad o al menos voluntad de enmienda. Es decir, ni siquiera se molesta en dorar la píldora para que nos la traguemos incautamente. Como quiso hacer Keiko en Harvard. ¿Y pretenden que se le otorgue un perdón?

Nos premian al presidente del BCR (¡dos veces!), nos premian a los ministros de Economía. A veces hasta nos premian esas cosas que algunos piensan que no son necesarias, como los programas sociales de ayuda a los menos favorecidos. Exportamos cada vez más cosas: desde nuestra comida que incluye ingredientes para hacer cebiche con exceso de kion, leche que no es realmente leche y pisco con pasaporte falso hasta piedras en barco en forma de láminas de metal. Pero no hemos dejado de ser Bangladesh. Aquí hay gente que trabaja 12 horas diarias encerrada en un contenedor por 20 soles y que va al baño en botellas. Gente que sube containers a la azotea de un edificio y los alquila sin que las autoridades se den por enteradas. Y esa gente que gana 20 soles al día encerrada 12 horas en el container, aunque tenga 15 años, se cocina y se muere y nadie la puede salvar porque, aunque los bomberos nos regalen su vida y su tiempo, no hay presupuesto y no puede hacer un hueco en el metal a punta de voluntad.

La interpelación del Congreso a Carlos Basombrío fue larga pero no estuvo tan cargada de dislates y disparates altisonantes como se esperaba. Aunque solo fuera por agotamiento, el ministro enfrentó a una oposición mayoritaria artera pero sin filo. Bien por él. Me pareció pertinente –e inteligente– su ánimo conciliador y sin ufanarse de los avances y logros evidentes de su gestión; no había ido para eso y hubiera sido contraproducente.

Hace meses que el Ejecutivo intenta infructuosamente llevar a la mesa de negociaciones a la principal fuerza de oposición, el fujimorismo, sin que esta haya accedido más que en una sola oportunidad, luego de la accidentada censura de un ministro, y por intermediación del cardenal Cipriani. Incluso en esa oportunidad, el Ejecutivo le estuvo lanzando ofrendas y guiños a Fuerza Popular y a su lideresa, Keiko Fujimori, sin ningún resultado positivo. ¿Qué más queda por hacer? ¿Entenderá el Ejecutivo que hacerle ofrendas al fujimorismo esperando congraciarse con él es como esperar que la temporada de lluvias empiece antes solo porque uno avienta vírgenes en el cenote sagrado de Chichen Itzá?

Antes de escribir esta columna, llamé al congresista Marco Arana para preguntarle directamente cuáles eran las razones por las que su facción dentro del Frente Amplio está recolectando firmas para interpelar al ministro Thorne, pese a que este ha presentado una cuestión de confianza que de ninguna manera le van a dar. No me contestaron ni él ni la persona encargada de comunicaciones, solo su asistenta.

Cuando le echas la culpa a la regulación de que una empresa les meta el dedo a los consumidores –o al Estado– como le da la gana, estás usando la misma lógica del policía que le pregunta “¿qué habrás hecho para que te pegue tu esposo?” a la mujer con el ojo morado y una costilla rota.

La síntesis del mensaje que la mayoría del Congreso le quiso dar al ministro de Economía, Alfredo Thorne, y a su jefe, el presidente Pedro Pablo Kuczynski, va más o menos así: “Tenga usted la grandeza de renunciar porque la fregó. O que lo bote su jefe. Porque si no renuncia y no lo botan, nosotros lo vamos a censurar y después nos van a decir obstruccionistas y eso no es justo, porque en este problema con el contralor, como en el del aeropuerto de Chichero, ustedes se metieron solitos”.

Él tiene una pesadilla. En ella, PPKuczynski lleva un atuendo de mujer y a su alrededor se celebra alguna especie de ritual. Está amarrado en un poste de madera, como los exploradores europeos en las películas gringas de caníbales de los años 40. A su lado pasa Ántero Flores-Aráoz disfrazado del gato Félix persiguiendo a Magaly Medina al ritmo de “Fuma el barco”. PPK se descubre asustado, pero luego recuerda que se trata de un sueño y que aquí la verosimilitud es lo de menos. “Ya vengo, no te vayas a morir”, le dice el gato.

Ayer, tres fujis votaron en contra de las guarderías infantiles en las organizaciones. La semana pasada, algunos fujis votaron en contra de retirarles beneficios penitenciarios a violadores de niños porque en la ley decía “género”. Hace un mes, los fujis votaron para desproteger de la violencia a las mujeres y LGTB.

El lunes escribí sobre la falta de representatividad de nuestros representantes y de cómo esto es tan peligroso en un país cuya población –a punta de inseguridad e incertidumbre– se vuelve más y más autoritaria. Es decir, un país en el que las personas están más y más dispuestas a sacrificar libertades y derechos, particularmente si son de otros, a cambio de la ilusión de seguridad y estabilidad.

El chantaje presupuestal, usado por todos los gobiernos a lo largo de toda la historia del Perú, debe desaparecer. La práctica, que adquirió dimensiones corleonescas con “papapa” Camet en el gobierno de Fujimori, es hipócrita y estúpida, toda vez que desde el MEF se viven quejando de que la falta de institucionalidad es una traba para la inversión y el desarrollo. Se predica mejor con el ejemplo.

Según encuesta de Ipsos, todos los líderes políticos están desaprobados por la opinión pública. No se salva uno. Keiko Fujimori tiene una desaprobación de 54%. Verónika Mendoza es desaprobada por el 56% y Julio Guzmán por un 41%. Si consideramos que con, respecto a Guzmán, aprobación y desaprobación suman 68% (en todos los demás esa suma supera el 90%), tenemos que el 60% de los que tienen alguna opinión sobre Guzmán lo desaprueba. Duro eso. El 54% desaprueba a la presidenta del Congreso y 51% al presidente del país, PPK.