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Opinión

“¿Cómo se saca a estos gobiernos delincuenciales? Qué paradoja para los demócratas”.

Una vez instalado el modelo del socialismo del siglo XXI, es muy difícil erradicarlo. Es porque su modelo apunta a controlar los dos caminos de acceso al poder, que son la ley (Constitución, Parlamento, sistema electoral y judicial) y la fuerza (Ejército, Policía y grupos de choque).

Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil se pudieron salvar porque el modelo del socialismo del siglo XXI no terminó de copar la ley y la fuerza. En cambio, en Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, sí, lo que hace tan difícil remover a sus regímenes delincuenciales.

En Venezuela, la oposición ganó democráticamente el Parlamento y se pensó que con este control se revocaría a Nicolás Maduro, pero este permanece en el poder gracias al apoyo de la fuerza (Ejército y grupos de choque) y de una excelente manipulación internacional de la propaganda, incluso utilizando al Papa. Entonces, la ley está supeditada a la fuerza cuando del poder político se trata. El fascismo, al agotar el recurso electoral “populista”, se mantiene por la fuerza (respaldada por la propaganda).

En el Ecuador, el oficialismo controla la ley y la fuerza, por lo que Lenín Moreno, el candidato de Rafael Correa, ganaría la elección en la primera vuelta. Así estaba sucediendo durante el prolongado conteo de votos, que vaticinaba el fraude, pero el Ejército se pronunció por un escrutinio “ágil y transparente”. A pesar de las pataletas de Rafael Correa, la Corte electoral tuvo que aceptar que habrá segunda vuelta electoral. Y hay la posibilidad de que pierda el fascismo. Ahora bien, si el Ejército no se pronuncia a favor de una diáfana democracia, ¿cómo se saca a estos gobiernos delincuenciales? Qué paradoja para los demócratas.


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