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Opinión

“El traspié de PPK en Las Bambas no ha sido un buen comienzo de cómo lidiar con los conflictos sociales. Pero tampoco hay que destrabar por destrabar”.

De acuerdo con el ministro Thorne, la inversión privada estaría en caída libre al haberse contraído 6% en el tercer trimestre. ¿Por qué la inversión no para de caer?

A inicios de año, tanto el MEF como el BCR esperaban que la inversión se recuperase luego de haber registrado caídas de -2.1% y -4.4% el 2014 y el 2015. Con Valeria Morales hemos investigado qué factores determinan la inversión desde el año 2000. Con la limitación propia del análisis econométrico, hemos encontrado que hay tres variables que explican alrededor del 85% de la variación en la inversión privada: los términos de intercambio, el crecimiento del PBI y la inversión pública.

Los términos de intercambio han caído debido a la contracción en los precios de los metales. Como se espera que estos precios sigan estancados, entonces es poco probable que la inversión privada repunte debido a una mejora en las condiciones externas.

El PBI viene creciendo 4%, muy por debajo del crecimiento de 7% con que se inició la década. Peor aun, si excluimos a la minería, el resto de la economía crece 2.5%. Las empresas invierten menos porque no avizoran que la demanda se expanda tan rápido como antes y porque tienen capacidad instalada ociosa. Si el crecimiento no se acelera, entonces es poco probable que se dinamice la inversión privada.

Con Humala cayó la inversión pública el 2014 y el 2015, lo que ha sido determinante en la parálisis que ha tenido la construcción en los dos últimos años. Y la construcción es esencial para el rumbo de la inversión privada.
¿Qué se puede hacer? En primer lugar, no bajar el IGV porque al hacerlo se pone en riesgo el financiamiento de la inversión pública. ¿Para qué repetir los errores del ministro Segura?

En segundo lugar, destrabar los proyectos paralizados. El traspié de PPK en Las Bambas no ha sido un buen comienzo de cómo lidiar con los conflictos sociales. Pero tampoco hay que destrabar por destrabar. La segunda pista del Jorge Chávez le inyectaría recursos al tesoro. Sería un golazo destrabarla. Pero sería un grave error que el Estado acepte pagar 21% de tasa de interés al concesionario para que se construya el aeropuerto de Chinchero. Pagar este leonino interés elevaría el costo del proyecto de 520 a 720 millones de dólares. Además, si el Perú puede endeudarse a menos del 6%, ¿por qué pagar 21% de interés? Absurdo.

Finalmente, hay que evitar el dispendio del dinero público que es plata del ciudadano. ¿Por qué no les cuentan a los niños con varicela sobre los beneficios de tirarse 4,200 millones de soles en los Panamericanos?


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