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Opinión

“Si construyéramos la Línea 2 con el costo promedio de Ecuador, Colombia y Chile, el proyecto no debería costar más de US$3,300 millones”.

La línea 2 del metro es un monumento al dispendio. El sobrecosto del proyecto, de más del 100%, superaría los US$3 mil millones.

El sobrecosto en la línea 2 salta a la vista. El proyecto, de 35 kilómetros, está valorizado en US$6,620 millones con IGV. Las líneas 3 y 6 del metro de Santiago, de 37 kilómetros, cuestan US$2,760 millones. Los 27 kilómetros del metro de Bogotá costarán US$3,000 millones. Los 22 kilómetros del metro de Quito, adjudicado a Odebrecht, tienen un presupuesto de US$2,000 millones.

El costo promedio por kilómetro de los metros de Santiago, Quito y Bogotá es US$92 millones. El costo por kilómetro de la línea 2 es US$190 millones, es decir 105% más que en los países vecinos. Si construyéramos la línea 2 con el costo promedio de Ecuador, Colombia y Chile, el proyecto no debería costar más de US$3,300 millones.

Cada habitante de Santiago y Bogotá pagará US$14 por cada kilómetro de metro, pero cada limeño pagará más de US$22 dólares. Mientras que el Perú destinará 3.3% de su PBI a 37 kilómetros de metro, Chile asigna 1% de su PBI a 35 kilómetros.

Una razón por la que la línea 2 es tan cara es porque, a diferencia de la línea 1, estará bajo tierra. El costo por kilómetro de la línea 2 es más del doble que el de la línea 1. Peor aún, como es público, se ha señalado que la línea 2 no soportaría un terremoto de grado 9 mientras que la línea 1 sí lo haría. ¿No es increíble que la línea 1, en que Odebrecht ha confesado haber repartido coimas como caramelo y en que la Contraloría ha detectado más de US$100 millones de perjuicio para el país, tenga un diseño más eficiente y barato que la línea 2?

En el colmo de la improvisación, la línea 2 se adjudicó antes de que el Estado hubiera liberado los terrenos. Es como si alguien contratara la construcción de una casa sin tener listo el lote. Por ello, el proyecto tiene un atraso de más de 15 meses, lo que ha llevado al concesionario a interponer una demanda internacional contra el Estado peruano por US$260 millones.

La Contraloría ha detectado 5 irregularidades en la línea 2, por lo que ha denunciado a 23 funcionarios de Proinversión. Una de ellas es que, sin sustento técnico, se adelantó la construcción del tramo 1A, lo que habría causado un sobrecosto de US$156 millones. Según Daniel Abugattás, el adelanto fue un capricho de Ollanta Humala. Juan de Dios Olaechea estima que, debido a errores de diseño y partidas no anticipadas, el costo final del proyecto superaría los US$9 mil millones.

La línea 2 es una perla más de la ineficiencia y el dispendio de uno de los peores gobiernos republicanos.


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