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Cinco años en busca de justicia por caso de negligencia médica

Familia de mujer que murió tras complicaciones por corte accidental en el uréter izquierdo teme que el caso prescriba y quede impune.

Don Jorge Sánchez pide más celeridad a las autoridades judiciales (USI)
Don Jorge Sánchez pide más celeridad a las autoridades judiciales (USI)
Mariella Sausa

Mariella Sausa

Jorge Alberto Sánchez Mendoza se siente impotente. Desde hace cinco años busca justicia para su esposa, Norma Marta Mandujano Castro, quien murió a los 42 años presuntamente víctima de una negligencia médica. La familia de la fallecida ha denunciado a nueve médicos como responsables del deceso. Sin embargo, el caso está a punto de prescribir para algunos de los acusados.

Don Jorge guarda cuidadosamente los documentos y fotos que serían la prueba de la serie de desidias cometidas contra su mujer. El corte involuntario del uréter izquierdo durante una cirugía programada, la falta de atención médica oportuna y la actitud indolente de los galenos al cuidado de la paciente desencadenaron – a entender de don Jorge – la muerte de su esposa.

“Era una mujer joven que cuidaba su salud. Ella llegó sana al hospital y por sus propios medios. Por eso su muerte fue algo que jamás pensamos”, dice.

LARGO SUFRIMIENTO
La historia empezó el 13 de enero del 2011, cuando, luego de un año de controles médicos, Norma Mandujano decidió operarse de un mioma en el policlínico de Essalud Ramón Castilla. Aparentemente, la operación fue exitosa. Sin embargo, al día siguiente la paciente no tenía una buena recuperación.

Al hacer la interconsulta con Urología, se determinó una aparente ligadura del uréter izquierdo. Toda la evidencia indica que, al momento de la operación, el médico que la intervino le hizo un corte accidental en el uréter, ocasionando que la orina no pudiera ser eliminada de su cuerpo y terminara contaminando su organismo. Pero en ese momento nadie se percató de ello.

“Marco Uriarte Morales, el doctor que operó a mi esposa, no me informó nada, solo me dijo que la iban a trasladar al Almenara por precaución. En la historia clínica eso no estaba consignado, por eso los galenos tardaron en controlar la situación”, dijo don Jorge.

Una semana después de estar hospitalizada en el hospital Almenara, Norma presentó una obstrucción intestinal y fue operada de emergencia el 21 de enero del 2011. En esa intervención el médico Fernando Ayras Gutarra no identificó la lesión del uréter. Empero durante la cirugía se encontró en el abdomen de la paciente secreciones malolientes.

Como la paciente no se recuperaba, se realizaron nuevos exámenes y el 25 de enero del mismo año el galeno Eduardo Huamán Egoavil la volvió a intervenir, hallando al fin el colon perforado y el uréter izquierdo seccionado y ligado.

TAMBIÉN HUBO DESIDIA
“No sabemos en qué momento se perforó el colon, pero eso no quedó ahí. A mi esposa le dejaron la herida abierta para descontaminar la zona mediante cirugías sucesivas, pero no las hicieron bien y la herida se infectó”, narró.

Así la salud de Norma se fue deteriorando. Le salieron manchas en el cuerpo y la piel empezó a necrosarse. Los médicos, sospechando de una alergia medicamentosa, le suspendieron los antibióticos, pero eso solo agravó más su salud. Después se determinaría que una bacteria que debía estar en el intestino y terminó en la piel fue la causante de estas heridas. Lo ideal hubiera sido que Norma siguiera con antibióticos, pero no fue así.

“Mi esposa ya tenía su salud muy comprometida y los médicos sabían cuál iba a ser el desenlace. Por eso, en sus últimos días de vida, nadie se quería acercar a ella para no comprometerse. En los últimos informes los médicos que la veían ya no ponían su nombre. Trataron a mi esposa como un paciente descartable y *finalmente murió el 28 de marzo de 2011*”, menciona don Jorge.

EL PROCESO LEGAL
Una auditoría de Essalud determinó que la primera cirugía por el mioma de Norma debió hacerse en un hospital de nivel III y no en un policlínico. Por eso, la familia ha denunciado a nueve médicos por los delitos de lesiones culposas y homicidio simple, y está esperando un pronunciamiento del Octavo Juzgado de Lima.

En los primeros días de junio se realizará un informe oral del caso y después de 30 días la jueza a cargo tendrá que emitir una sentencia. Pero si, como es de esperarse, las partes denunciadas apelan, el caso se irá a una segunda instancia.

Don Jorge teme que si la segunda instancia se demora tanto como la primera el caso quede impune, pues en marzo de 2017 el caso prescribiría para los presuntos responsables de la muerte de su esposa.

“El Poder Judicial actúa tan lento que ayuda a que los denunciados saquen provecho. Mi esposa está muerta, pero los responsables de su muerte siguen trabajando, cobrando su sueldo y viviendo como si nada hubiera pasado, mientras yo perdí a mi mujer y mis hijos a su madre; y eso ya no se podrá reparar. Por eso seguiremos hasta el final, queremos que esto quede como precedente para que algo así no vuelva a pasar a nadie jamás”, aseveró.


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