En un país donde el rugby no es muy conocido y apoyado, y en donde el preconcepto de ser un deporte ‘solo para hombres’ abunda, las chicas del equipo ‘Blues’ se encargan día a día de derribar todos estos pensamientos. ¿Su mayor premio? Haberse consagrado campeonas metropolitanas este año luego de vencer en la final al equipo de San Marcos.
Pero no son chicas normales dedicadas de forma exclusiva al rugby, no. Artistas plásticas, profesoras, estudiantes de diversas carreras, preparadoras físicas, politólogas, diseñadoras gráficas, sommelieres, son algunas de las profesiones a las que estas chicas se dedican en su vida cotidiana y que les permiten poder costear a ellas mismas sus uniformes, equipos de entrenamientos, pelotas, etc.
El equipo de las ‘Blues’ tiene como base el extinto equipo Moches – Agraria Rugby, el cual fue creado en marzo de 2010 por varias jugadoras experimentadas, luego se unieron al equipo ‘Blues’ del colegio Alpamayo, para luego independizarse.
Las ‘Blues’ han sido constantemente dirigidas por sus mismas jugadoras, compartiendo entre estas las funciones de entrenamiento y administración. Al no contar con cancha propia, siempre tuvieron que rebuscárselas para poder entrenar, llegando incluso a hacerlo en estacionamientos para autos.
La pasión por este deporte no solo las llevó a ser campeonas metropolitanas este año, luego de haber sido segundas el año anterior, sino también a tener constantemente representantes en la Selección Nacional de rugby femenino, que compite de manera constante en los Sudamericanos CONSUR desde el 2006.
También han participado en los II Juegos Bolivarianos Playa Huanchaco 2014 (Plata), XVII Juegos Bolivarianos Trujillo 2013 (Bronce), I Juegos Bolivarianos Playa Lima 2012 (Bronce), siempre con la participación de varias jugadoras de las ‘Blues’.
Para lo que resta del año, las chicas de ‘Blues’ pretenden seguir entrenando con miras a los campeonatos de verano en la playa, a la espera de que la Federación Peruana de Rugby haga algún campeonato relámpago antes de fin de año.
Por Renzo Norvani
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