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Ferenc Puskás: “Y pensar que éramos invencibles”

Testimonio en primera persona de otra figura legendaria del fútbol, que cuenta cómo vivió el subcampeonato del mundo con Hungría en Suiza 54.

Su verdadero apellido era Purczeld, lo cambió por Puskás, \'Escopetero\' en húngaro. (Difusión)
Su verdadero apellido era Purczeld, lo cambió por Puskás, \'Escopetero\' en húngaro. (Difusión)

“Todavía hay gente que me pregunta cómo fue posible que resignáramos el título a manos de Alemania, después de haberlos vencido por 8-3 en la primera fase y tras estar en ventaja 2-0 en el partido culminante.

Todavía no encuentro una respuesta definitiva. Me sigue pareciendo tan inexplicable como haber perdido las vacaciones con nuestras familias que nos había prometido el Gobierno de Budapest para el caso de resultar campeones, algo que nadie dudaba, específicamente la prensa especializada que nos había dado el rótulo del mejor equipó del mundo, acaso sin advertir dos cosas fundamentales: que el fútbol suele ser una caja de sorpresas y que nuestro ciclo más brillante la habíamos cumplido entre 1950 y 1953, alcanzando este último año la fama internacional por nuestro triunfo de 6-3 sobre Inglaterra en Wembley.

En realidad aquel equipo nació por 1946, sobre los destrozos de la guerra y como todos los equipos tuvo evolución, brillantez y caída. En 1954 estábamos en la pendiente de la gloria, cosa que recién advertimos cuando era tarde y Alemania nos arrebataba el título con un increíble 3-2.

Me parece que nos mató la confianza, ese invencible pero fatal halo de gloria que nos evaneció después de tantos elogios. El aflojamiento fue inevitable, aunque estuvimos concentrados 30 días antes del Mundial en la isla Margarito, cerca del Adriático, como la hacíamos siempre. Los entrenamientos no eran tan rigurosos como ahora y jugamos una serie de amistosos. Nunca olvidaré que en Budapest volvimos a derrotar a Inglaterra 7-1 y nos convertimos en ídolos adorados por la multitud.

Fuimos a Suiza dos semanas antes de nuestro primer partido. Todo era maravilloso como nuestro debut 9-0 sobre Corea del Sur. Después llegó Alemania, goleamos 8-3, pero ese fue el principio del fin. Salí lesionado tras un choque con Liebrich y los alemanes aprovecharon para estudiar nuestro funcionamiento. No estuve en las dos terribles batallas, frente a Brasil y Uruguay. Contra Brasil ganábamos 2-0, nos empataron 2-2 y por suerte ganamos 4-2, pero hubo golpes, puntapiés y expulsiones. Contra Uruguay sacamos una ventaja de 2-0, peo nos empataron 2-2. Finalmente ganamos 4-2, pero habíamos mostrado debilidad.

El 4 de julio jugamos la final en Berna. Ya dije que nos pusimos 2-0 arriba con un gol mío recién al mediodía me autorizaron a jugar lo cual fue una alegría incomparable y otro de Czibor. Pero sin darnos cuenta perdimos la pelota y nos fuimos al descanso 2-2.

¿Qué era Alemania? Un equipo muy bien parado defensivamente y con dos figuras extraordinarias: Fritz Walter, el cerebro, y Rahn, un magnífico puntero. Además, tácticamente eran extraordinarios. Eckel hizo de stopper sobre mí y Mai iba sobre Czibor y Kocsis. Nos sacaron la creación y nos ganaron con lo único que tenían sobre nosotros: la fuerza. Rahn hizo el gol del triunfo y determinó una derrota que asombró al mundo. Pero les puedo asegurar que los primeros asombrados fuimos nosotros mismos.”

NOTA: Testimonio tomado del libro ‘Los maravillosos mundiales de fútbol’ de El Gráfico

EL PARTIDO DEFINITORIO EN SUIZA 54


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