La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ajustó a la baja la tasa de crecimiento mundial, pasando de 3% —en su último pronóstico de junio— a 2.9%, cifra que es la más baja desde la crisis financiera (2008-2009). Mientras que para el 2017 prevé una tasa de 3.2%.
De esta manera, la OCDE responsabilizó al comercio internacional como uno de los principales factores del deterioro de su proyección, dado que este año crecería menos que la actividad económica y ello implica que la globalización medida por la intensidad del comercio puede haberse estancado.
Las cadenas de suministro que añaden valor, que principalmente se encuentran relacionadas a China u otros países asiáticos, se están debilitando en la medida que China busca la menor dependencia de las exportaciones para su economía, según la agencia Reuters.
Peligra la productividad
La OCDE señaló que el menor desempeño comercial y la recesión de algunos países productores de materias primas están contribuyendo a la desaceleración del crecimiento, lo que podría empeorar la situación de la productividad y deteriorar la calidad de vida.
“Si podemos volver a la clase de crecimiento que tuvimos en la década de 1990 y el 2000, seremos capaces de retomar tasas de crecimiento de productividad como las anteriores a la crisis financiera”, dijo la economista jefe de la OCDE, Catherine Mann, a Reuters.
Además, señaló que “la productividad básicamente ha caído a la mitad desde la crisis financiera y esa es una receta para que no se cumplan las promesas que se han hecho a todos los ciudadanos”.
Mann sostuvo que un crecimiento global de sólo un 3.2% en el 2017, frente a la previsión de un 3.3% de junio, no sería suficiente para generar los empleos que necesitan los jóvenes ni para respetar las promesas de pensiones para los mayores.
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