Franja de Gaza será inhabitable en 2020, advierte la ONU

La Franja de Gaza, golpeada por varias guerras y el bloqueo israelí, podría volverse “inhabitable” en menos de cinco años, afirmó el martes el órgano de la ONU encargado de los temas de desarrollo y comercio (UNCTAD).

En su informe anual sobre la asistencia de la UNCTAD al pueblo palestino, este organismo explica que no se podrá “vivir en Gaza en 2020”, si durante los próximos cinco años “continúan las tendencias económicas actuales”.

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Ubicado en el suroeste de Israel, fronteriza con Egipto y al borde del Mediterráneo, Gaza es un pequeño enclave de 362 km2, donde se amontonan 1,8 millones de palestinos, es decir una de las densidades de población más altas del mundo.

Para los economistas de la ONU, “las repercusiones sociales, de salud y de seguridad de la alta densidad de población y el hacinamiento son algunos de los factores que pueden hacer que no se pueda vivir en Gaza en 2020”.

Los expertos subrayan que en 2014, “la Franja de Gaza sufrió el tercer conflicto con operaciones militares a gran escala en seis años, tras ocho años de bloqueo económico”.

“Los esfuerzos de reconstrucción son extremadamente lentos en relación con la magnitud de la devastación y la economía local de Gaza no tuvo la oportunidad de recuperarse”, añaden, y subrayan que las condiciones socioeconómicas en el enclave están a su nivel más bajo desde 1967, cuando Israel tomó el control de este territorio durante la guerra de los Seis Días.

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Israel impone un bloqueo a la Franja de Gaza desde la captura en junio de 2006 de uno de sus soldados, liberado en 2011.

El movimiento islamista Hamas, en el poder en Gaza desde 2007, mantiene actualmente contactos indirectos con Israel, su gran enemigo, para intentar alcanzar una tregua de larga duración a cambio del levantamiento del bloqueo.

Pero un año después de la última y devastadora guerra en Gaza que dejó en julio y agosto de 2014 más de 2,200 muertos del lado palestino –incluyendo a 550 niños– y más de 70 del lado israelí, tanto Hamas como Israel se niegan a descartar de sus discursos un nuevo uso de la fuerza.