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Ucrania: Separatistas prorrusos rechazan el acuerdo de Ginebra

“No abandonaremos las armas, la junta de Kiev nos declaró la guerra. Nunca más viviremos en el mismo país”, afirman.

Ucrania: Separatistas prorrusos rechazan el acuerdo de Ginebra. (Reuters)
Ucrania: Separatistas prorrusos rechazan el acuerdo de Ginebra. (Reuters)

(Donetsk/DPA)
Para los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, rendirse no es una opción, ni siquiera tras los acuerdos alcanzados el último jueves en Ginebra.

“No abandonaremos las armas, la junta de Kiev nos ha declarado la guerra”, asegura un hombre enmascarado y uniformado blandiendo un palo ante uno de los edificios públicos ocupados de Donetsk.

Andrei, como se hace llamar, culpa únicamente de la escalada del conflicto a la cúpula prooccidental de Kiev y asegura que no es posible un acuerdo.

“Nunca más viviremos en el mismo país que los ucranianos occidentales. Somos personas distintas”, asegura.

Hasta Donetsk se desplazó hoy la exprimera ministra y candidata presidencial Yulia Timoshenko, que llamó a la convocatoria de una mesa redonda con la participación de las fuerzas prorrusas y de representantes de todas las partes de Ucrania para negociar una solución al conflicto.

En la ciudad del este, los edificios de la administración ocupados siguen asegurados con altas barricadas y alambres de púas, dos días después del encuentro en Ginebra en el que Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y Ucrania acordaron que las fuerzas prorrusas debían desarmarse y desalojar las dependencias públicas ocupadas. Sin embargo, mujeres jóvenes posaban con banderas rusas junto a los guardias apostados ante los edificios.

Miroslav Rudenko, el líder de la “milicia popular” local de Donetsk, no cree que estén obligados a retirarse. ¿La declaración de Ginebra? “No nos compete”, asegura.

Además, los separatistas prorrusos consideran que también están ocupados ilegalmente los edificios en Kiev. Tras las protestas prooccidentales y el derrocamiento de Viktor Yanukovich los activistas de Donetsk no reconocen al nuevo gobierno.

La cúpula de la ficticia y autodenominada República Popular de Donetsk ofrece una rueda de prensa. Hombres enmascarados se colocan tras el autoproclamado jefe de gobierno Denis Pushilin, un empresario involucrado en negocios poco claros, que pide la dimisión del presidente interino, Alexander Turchinov, y el primer ministro de transición, Arseni Yatseniuk, nombrado por el primero.

Las fuerzas prorrusas se ven con el viento en popa: su cuestionable república popular de Donetsk consiste solo en unos pocos edificios. Pero es cierto que en cada vez más ciudades del sureste de la exrepública soviética ondea la bandera negra, azul y roja de los separatistas con las dos águilas rusas en el centro.

Al norte de Donetsk, en las ciudades de Slaviansk y Kramatorsk siguen bajo su control, después de que unidades del gobierno ucraniano intentaran recuperarlo con una “operación antiterrorista”.

Pero la moral de la tropa ucraniana era débil y el pago y el equipamiento desastroso y se encontraron frente a activistas bien organizados y armados con armas modernas de asalto que se hacen llamar fuerzas de autodefensa y que además contaban con el apoyo de la población local.

Cientos de habitantes de Kramatorsk rodearon los vehículos blindados del Ejército ucraniano y los obligaron a retirarse. Familias con niños pequeños se colocaron como escudos humanos en primera fila.


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