Cumplir tiempo en cárcel implica el alejamiento del delincuente de la sociedad con miras a que se readapte durante su larga condena. Sin contacto familiar, con la vida suspendida, en condiciones carcelarias deplorables y con un delito que los marcará hasta el final de los días, el castigo se convierte así en un periodo de deshumanización. El recorrido por la exposición ‘Criminalidad y criminalización’, en el Centro Cultural de la Universidad de Lima, nos plantea una pregunta: ¿solo los que van a prisión se encuentran entre rejas? La respuesta puede resultar inquietante.