El pasado sábado se presentó en la librería limeña La Libre (avenida San Martín 144, Barranco) este ameno librito testimonial, ilustrado por deliciosos dibujos de la artista Campanita Córdoba. Hoy tengo ganas de mí ofrece siete voces femeninas, pertenecientes a siete mujeres entre los 25 y los 35 años, que relatan cómo y por qué se masturban, así como el nivel de independencia, autoestima y empoderamiento que obtienen al dominar las reglas del autoplacer.
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UN LIBRO MASTURBACIONAL…
“…Y no motivacional”. Así de irónica define la feminista Sandra Campó su autoeditado libro, portador de un título que reinventa con gracia el del célebre himno melódico del cantante español Miguel Gallardo, y cuya versión impresa solo está a la venta en La Libre, aunque también se puede conseguir a través del correo de su blog Chicas Malas: somoschicasmalas@gmail.com.
Todos los testimonios incluidos han mantenido el anonimato y autorizado el texto definitivo, en el que se pueden leer apasionadas loas al autoconocimiento corporal: “Creo que la primera vez que lo hice fue como a los 8 años”, confiesa Josefina, de 29. “Me acaricié el clítoris con los dedos y sentí como una cosita rica ahí”.
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Ninja, de 25 años, explica que sus mejores orgasmos sobrevienen justo después de masturbarse, ya en el baño: “Me aguanto un ratito y, cuando por fin orino, siento unos orgasmos geniales”. En su caso, se masturba de dos a cuatro veces por semana.
El objeto del libro es lúdico, pero obviamente sirve también para que sus lectoras descubran nuevos modos de sentir placer a solas… o acompañadas. Como dice Rosario, de 35 años, “ahora me parece excitante que alguien me vea haciéndolo”.
EL GUSTO ES MÍO
Durante la presentación del domingo, ante unas 40 espectadoras y una decena de varones, se estableció un enriquecedor diálogo con la autora y la ilustradora del libro, acompañadas por Liz Cabrel (“Yo amo mi vulva”), experta en educación sexual femenina. Se cuestionó, por ejemplo, hasta qué punto la preocupante represión de las mujeres hacia su propio cuerpo (patente en las muchísimas consultas recibidas al respecto en esta misma página) era mucho mayor en zonas rurales o urbanas del Perú, y cómo a veces se subestimaba la capacidad liberal de la mujer andina.
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No todas las mujeres han recibido una educación reprimida: Ukimukim, de 31 años, revela que, desde pequeña, su madre le hacía ver programas eróticos como La serie rosa para que asumiera el sexo como algo natural. Y así es como ha llegado a aceptarse a sí misma, porque “este cuerpo salvaje y animal también soy yo”.
DATOS
- “Todas las mujeres deberían conocerse más, deberían aprender más de sí mismas, deberían dejar de ver la masturbación como algo malo”, afirma en el libro La Amazona, de 28 años.
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