Ximena Vidaurre Fox es una jovencísima fotógrafa de 22 años que ya ha trabajado en publicaciones de prensa como la revista Asia Sur.
Hace unos meses, presentó un proyecto artístico de graduación en el Centro de la Imagen tras un par de años de trabajo intenso: una ambiciosa muestra de retratos titulada “Pa & yo”, donde su padre biológico y ella posan sin ropa en situaciones cotidianas y hogareñas.
“Quiero hacer pensar al espectador y sacarlo de su lado cómodo”, afirma. La hemos entrevistado por esta intrépida iniciativa.
Ximena, ¿cómo se te ocurrió una idea tan transgresora?
Mi motivación como fotógrafa era cuestionar los límites de la desnudez y el cuerpo en el entorno familiar y mostrarlos con naturalidad. A nivel personal, la ausencia de mi padre, entre mis 8 y 15 años, es un hecho que el trabajo también busca entender en las imágenes.
¿Cómo le propones a tu padre un proyecto así?
Mi padre tiene 49 años y es culturista, lo que facilitó el tema de exposición de su cuerpo en público. Es un súper papá y me atrevería a decir que es mi mejor amigo. Él confió en mí desde el primer momento. Al comienzo, las primeras sesiones eran tensas, pero, con el paso de los meses, la tensión dejó de existir. Y la complicidad fue absoluta.
DOS TABÚES POR EL PRECIO DE UNO
¿Por qué tan interesada en el tabú del desnudo?
Las personas que se aceptan desnudas son mucho más seguras de sí mismas. El propósito de aparecer desnuda con mi padre en su hogar es romper el tabú existente dentro de una relación filial, invitando a los espectadores al interior de la casa y a la privacidad del cuerpo. En algunas imágenes, jugamos a volverlos voyeuristas y nosotros exhibicionistas. Nuestra sociedad es muy conservadora y el tabú del desnudo supone un baldazo de agua fría… y peor aún si se plantea entre padre e hija.
Las fotos son hermosas. Lo que más sorprende y perturba no es el desnudo, sino la ausencia de una madre.
La figura materna no está presente porque, en el proceso, me di cuenta de que la mera ausencia de ella le daba la fuerza necesaria al proyecto. Investigando sobre la desnudez en la familia, me di con la sorpresa de que no había muchos referentes de padre e hija desnudos, así que empecé a trabajar solo con mi papá. En otros lugares, el desnudo en la familia es algo rutinario y natural, no algo sexual. Al ver las imágenes, el espectador verá lo que desea.
¿PECADO O ARTE?
¿Cuál ha sido la reacción entre amigos y público?
Ha habido opiniones diversas. Reacciones como “esto es un pecado”, “qué perturbador”, “cuánta confianza admirable”, “qué potente”, “excelente”, “muy fuerte”, “quemados”… Mis profesores estaban muy motivados con el proyecto, ya que no habían visto algún referente de ese tipo. Uno de mis objetivos era movilizar a los espectadores y creo que lo logré. Reafirmé lo que pensaba: que siempre debemos respetar lo que los demás piensan, pero siempre debemos poder mostrar lo que pensamos.
¿Tenían tu padre y tú alguna experiencia en el desnudo fotográfico?
Mi padre, no. Yo antes sí había hecho fotos de desnudo para mí misma, en otros proyectos. Disfrutamos mucho del proyecto. En el proceso veíamos la selección de fotos juntos o en algunas tomas también él daba su opinión. En las tomas de la piscina nos divertimos bastante: recuerdo que saltábamos como si fuésemos niños. Yo nunca me había bañado desnuda en una piscina. ¡Te sientes libre!
VÍNCULOS REFORZADOS
¿Cómo ha influido este reportaje en el vínculo con tu padre?
Reafirmamos la confianza que ya teníamos. Descubrí que tengo un padre increíble, mi aliado por siempre.
¿Crees que la práctica del nudismo en la vida social peruana ayudaría a desarraigar la asociación de ideas entre desnudo y sexo?
Yo creo que sí, cambiaría mucho las cosas en el Perú. Estar desnudo es algo natural: ¡nacemos desnudos! Deberíamos dejar de asociar la desnudez con la sexualidad. Además, el desnudo completo no es sexualmente atractivo. Si hubiera campos nudistas, no se cometerían tantas violaciones. La práctica del nudismo nos hace sentir el cuerpo de manera distinta: así se puede cambiar el pensamiento. Estar desnudo es una manera de aceptarse y quererse y conectarse con uno mismo. Todos tenemos los mismos órganos, así que no hay nada novedoso en ello.
Por: Hernán Migoya (sexo21@peru21.com)
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