¿Escuchar música te genera un placer casi sexual? Quizás muchos respondan que no, pero un estudio realizado por investigadores de la Universidad McGill de Canadá y publicado en la revista ‘Nature Scientific Reports’ revela que la música y el sexo tienen efectos similares.
Roberto Lerner,Espacio de crianza http://espaciodecrianza.educared.pe
La búsqueda de información para ser un mejor amante puede conducirnos a lugares insospechados. Diversas publicaciones ofrecen tips sexuales que prometen “hacer explotar de placer a la pareja”, “volverla loca” o “llevarla al éxtasis supremo”. Sin embargo, leer estos consejos es una cosa y ponerlos en práctica es otra. Veamos algunos de estos consejos que, probablemente, no sean garantía de orgasmos.
La búsqueda de información para ser un mejor amante puede conducirnos a lugares insospechados. Diversas publicaciones ofrecen tips sexuales que prometen “hacer explotar de placer a la pareja”, “volverla loca” o “llevarla al éxtasis supremo”. Sin embargo, leer estos consejos es una cosa y ponerlos en práctica es otra. Veamos algunos de estos consejos que, probablemente, no sean garantía de orgasmos.
El sexo no solo es un mecanismo para obtener placer. Es también una forma de brindarlo. Esta labor requiere, entonces, conocer el cuerpo del ser amado. Se le debe explorar para descubrir cómo estimular apropiadamente los puntos del placer.
El sexo no solo es un mecanismo para obtener placer. Es también una forma de brindarlo. Esta labor requiere, entonces, conocer el cuerpo del ser amado. Se le debe explorar para descubrir cómo estimular apropiadamente los puntos del placer. “Conocer el cuerpo de una mujer es una tarea tan lenta y tan encomiable como aprender una lengua muerta”, escribió Julio Ramón Ribeyro en Prosas apátridas. En general, tanto el cuerpo del hombre como el de la mujer son terrenos cuya exploración requiere tiempo, ganas y hasta puede ser “encomiable”, como dice Ribey-ro, pero, sobre todo, se necesitan herramientas.
El sexo no es solo cuerpos en fricción. Implica también el uso de todos los recursos comunicativos del ser humano. Enfoquémonos en uno: el lenguaje. Este resulta clave por varios motivos. Primero, porque permite enviar mensajes claros y directos como “tócame ahí”, “hagamos esto” o “sí, no pares, sigue”. Es decir, indicaciones que son muy útiles para alcanzar el placer. Pero lo cierto es que el lenguaje también representa una herramienta sexual. Y una muy poderosa, por cierto. Es por ello que las parejas deben atreverse a hablar con erotismo para disfrutar al máximo cada encuentro íntimo. Deben perder el miedo a usar frases “calentonas”. Pruebe primero con cosas sutiles y, poco a poco, eleve la intensidad y el nivel de “malcriadez”. Es cierto que hay una delgada línea entre lo ‘hot’ y lo ofensivo, pero en la cama las reglas son flexibles y resulta divertido dejarse llevar. Es un juego, finalmente, y ambos deben estar conscientes de ello. Haga la prueba. Es una manera excelente de estimular la confianza y, además, de añadir algo de picante a la dinámica sexual.
En Internet encontrará diversas páginas que hablan sobre los supuestos beneficios del semen. Es más, hasta existe un libro llamado Cosecha natural, de Paul Photenhauer, donde se recopila un centenar de recetas culinarias hechas con dicho fluido masculino. Si bien posee aminoácidos, potasio, fructosa, calcio y otros elementos, el semen no necesariamente es un alimento, tampoco una pomada para reducir las patas de gallo como dicen las malas lenguas. No se deje engañar. Así como este mito, existen muchos otros que circulan hasta el día de hoy. Repasemos algunos.
En Internet encontrará diversas páginas que hablan sobre los supuestos beneficios del semen. Es más, hasta existe un libro llamado Cosecha natural, de Paul Photenhauer, donde se recopila un centenar de recetas culinarias hechas con dicho fluido masculino. Si bien posee aminoácidos, potasio, fructosa, calcio y otros elementos, el semen no necesariamente es un alimento, tampoco una pomada para reducir las patas de gallo como dicen las malas lenguas. No se deje engañar. Así como este mito, existen muchos otros que circulan hasta el día de hoy. Repasemos algunos.
“Solo me he disfrazado una vez en mi vida. Será la última”, afirma Camila (35), una limeña que lleva seis años de casada. “No es que no me haya gustado la experiencia. Creo que para probar y jugar está bien, pero hacerlo una costumbre sería aburrido. Además, se cae en el cliché, ¿no? La mayoría de mujeres quiere ser enfermera sexy, policía sexy, diablita sexy. Qué poca imaginación”, apunta.
“Solo me he disfrazado una vez en mi vida. Será la última”, afirma Camila (35), una limeña que lleva seis años de casada. “No es que no me haya gustado la experiencia. Creo que para probar y jugar está bien, pero hacerlo una costumbre sería aburrido. Además, se cae en el cliché, ¿no? La mayoría de mujeres quiere ser enfermera sexy, policía sexy, diablita sexy. Qué poca imaginación”, apunta.
¿Por qué la masturbación puede ser una práctica provechosa, sobre todo para las mujeres? La sexóloga Logan Levkoff, en un artículo publicado en The Huffington Post, nos brinda cinco razones. Uno: ayuda a tener mejor sexo en pareja. “Nadie sabrá qué te excita a menos que se lo digas. Y si no sabes cómo excitarte por ti misma, será muy difícil que alguien lo haga”, indica la especialista. Dos: fortalece la sexualidad. “Descubrir que tu cuerpo es capaz de producir placer por sí mismo (sin importar el estatus de tu relación) es muy poderoso”, dice Levkoff. Tres: es saludable. Según la autora, hay estudios que demuestran que las mujeres que se preocupan por su placer también lo hacen por salud sexual. Cuatro: mejora la calidad de sueño. ¿Sabía que el orgasmo puede ser un gran relajante natural, capaz de vencer el estrés? Cinco: ¿por qué no? “Estás cansada, aburrida, estresada, tienes calambres menstruales, no estás de ánimo (…) La masturbación puede aliviar todas esas cosas”, apunta la experta. Para tomar en cuenta.
“Darte un beso de desayuno para irnos volando hasta Neptuno”, canta el malcriado Residente, de Calle 13. ¿No es acaso una gran manera de iniciar la jornada? Es decir, que todo empiece con un beso y que se prolongue con una fogosa sesión de sexo matutino. En tal sentido, ¿qué debería tener en cuenta para que sea una experiencia grata y productiva?
“Darte un beso de desayuno para irnos volando hasta Neptuno”, canta el malcriado Residente, de Calle 13. ¿No es acaso una gran manera de iniciar la jornada? Es decir, que todo empiece con un beso y que se prolongue con una fogosa sesión de sexo matutino. En tal sentido, ¿qué debería tener en cuenta para que sea una experiencia grata y productiva?
Según cuentan las leyendas sexuales, la estimulación del punto G puede provocar intensos y memorables orgasmos a la mujer. Sin embargo, hay un gran problema: ¿dónde está el punto G? La verdad es que no es tan fácil como señalar dónde está la nariz, el corazón o el hígado.
Según cuentan las leyendas sexuales, la estimulación del punto G puede provocar intensos y memorables orgasmos a la mujer. Sin embargo, hay un gran problema: ¿dónde está el punto G? La verdad es que no es tan fácil como señalar dónde está la nariz, el corazón o el hígado.
Una de las grandes utopías del sexo consiste en que la pareja consiga el clímax de manera simultánea. Hay quienes, incluso, se sienten frustrados por no lograrlo. Sin embargo, ¿es realmente necesario lograr esta casi mítica proeza? No. Si bien esta experiencia puede ser realmente excitante para parejas con mucha paciencia y ganas de explorar sus límites, la verdad es que, en la práctica, lo más importante es que ambos disfruten el orgasmo. La consigna es simple: no importa quién llega primero, lo ideal es que los dos lleguen. En tal sentido, los esfuerzos en la cama deberían enfocarse en ofrecer el máximo placer al ser amado. Eso sí debería ser una meta para cualquier amante, teniendo en cuenta que muchos hombres solo se preocupan en obtener su propio orgasmo y se olvidan de sus compañeras. Ojo, la sexualidad no debe medirse según el número de orgasmos que uno siente o brinda, pero hay que ser honestos: ¿no es el orgasmo uno de los placeres más intensos que puede experimentar el ser humano?
Muchos hombres –los que se preocupan por complacer a sus parejas, para ser más precisos– suelen tener una gran interrogante: ¿Cómo saber lo que a ella le gusta sexualmente? Si bien es saludable consultar libros y pedir consejos a los amigos, lo más simple y directo consiste en lo siguiente: pregúntele a su pareja qué le gusta. Sin vergüenza. Explore con confianza, pida instrucciones siempre, pero tenga la suficiente sutileza como para no morder donde no debe. También hay que estar muy atentos a las reacciones de su pareja. Es decir, cuando estimule determinada zona, no pase por alto los estremecimientos o los gemidos de placer. Tome nota mental de la ubicación y la intensidad del estímulo. Pero, sobre todo, recuerde las palabras del escritor Julio Ramón Ribeyro en Prosas apátridas: “Conocer el cuerpo de una mujer es una tarea tan lenta y encomiable como aprender una lengua muerta. Cada noche se añade una nueva comarca a nuestro placer y un nuevo signo a nuestro ya cuantioso vocabulario. Pero siempre quedarán misterios por desvelar”.
Guardar respeto hacia las plantas, generosos pulmones del planeta, resulta cada vez más importante para la conservación de la vida. Sin embargo, hay algunas personas que van más allá. Seamos claros: hay gente que se excita con los árboles y quiere tener sexo con ellos. Y no solo árboles, pues esta inusual atracción sexual puede estar dirigida hacia cualquier representante del mundo botánico: una papaya, un pepino, una puya Raimondi. Este fenómeno se conoce como dendrofilia. ¿No nos cree? No importa. Veamos más curiosidades sexuales.
Guardar respeto hacia las plantas, generosos pulmones del planeta, resulta cada vez más importante para la conservación de la vida. Sin embargo, hay algunas personas que van más allá. Seamos claros: hay gente que se excita con los árboles y quiere tener sexo con ellos. Y no solo árboles, pues esta inusual atracción sexual puede estar dirigida hacia cualquier representante del mundo botánico: una papaya, un pepino, una puya Raimondi. Este fenómeno se conoce como dendrofilia. ¿No nos cree? No importa. Veamos más curiosidades sexuales.
Jaime Bayly,La columna Jaime Bayly http://goo.gl/jeHNR