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Brissa Málaga: La pasión por el mar, las olas y el surf

La campeona peruana nos demuestra que no solo se necesita pasión para lograr las metas, sino también lucha y coraje para alcanzarlos.

Brissa no ha tenido problemas de discriminación, quizás por ser una mujer de carácter. (GIANNISA VECCO)
Brissa no ha tenido problemas de discriminación, quizás por ser una mujer de carácter. (GIANNISA VECCO)
Liz Saldaña

Liz Saldaña

@liz_saldaa

Su nombre es sinónimo de sacrificio, dedicación y pasión. Brissa Málaga es pasión por el mar, las olas y el surf.

El surf no es solo pasarla bien en el mar, Brissa lo sabe. Es lucha, horas de práctica, y constancia para llegar a ser tres veces campeona en los Juegos Bolivarianos; dos veces campeona nacional en SUP Surf, stand Paddle Surf; cuatro veces campeona nacional de surf en Open Damas; y llegar tercera en la competencia mundial ISA Champion Chip Fiji 2016, entre otros grandes logros.

“Mi relación con el mar empezó desde que nací, incluso desde que me concibieron porque mis padres vivían en Punta Hermosa, y mi madre pasó allí todo su embarazo”, cuenta Brissa.

Recuerda que fue a los siete años cuando empezó a correr olas, y no ha parado hasta hoy, que tiene 28. Su vida la pasó rodeada de deportistas y no era para menos: sus padres y su hermano se dedican al deporte. Y es sobrina de la querida voleibolista Natalia Málaga, quien es su consejera cuando debe enfrentarse a una nueva competencia.

Desde el 2012 tuvo la oportunidad de competir en la modalidad de SUP Surfing o Stand Up Paddle Surf, que es el surf de remo. “Me frustré al inicio, pero pude agarrarle el hilo. Y ahora me dedico más a competir en esa modalidad”, relata la campeona.

Málaga no conoce la palabra perder. “En una competencia no perdiste la medalla de oro, todavía no la has ganado”, dice, y esta frase aplica como lección, como experiencia de vida.

Hoy, Brissa vive en Australia, donde está estudiando un curso de coaching deportivo para complementar su carrera como psicóloga clínica y deportiva, pero nada es tan sencillo como algunos imaginan. Da clases de tabla, hace delivery para un restaurante tailandés y es niñera dos veces por semana para solventar sus gastos.

“Cuando llegué a Australia, incluso hice limpieza de casas. He hecho de todo, no tengo vergüenza de decirlo, al contrario, estoy orgullosa”, señala la surfista, quien hace una semana recibió la recompensa por su sacrificio: una beca como deportista de la universidad College of Sport & Fitness para terminar sus estudios.

Brissa no ha tenido problemas de discriminación, quizás por ser una mujer de carácter: “A veces creen que porque eres mujer no vas a llegar a la ola, o porque la ola es muy grande no te vas a lanzar. Es posible que tengas más miedo que ellos, pero eso no significa que no tengas el talento o la fortaleza para hacerlo”.

Tiene como objetivo volver al Perú para compartir todos sus conocimientos. “No hay que ser egoístas con el conocimiento. Quiero regresar con mucho contenido para compartirlo”, dice con ojos nostálgicos y ganas de que ese día esté cerca.

“A veces nosotros pensamos que el nivel en el deporte femenino es menor que en el deporte masculino pero eso es mentira, son simplemente fuerzas distintas. No nos pongamos barreras”, nos dice optimista Brissa.


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