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En el Perú la depresión afecta a una de cada cinco personas [Infografía]

Sin embargo, solo el 20% de los afectados recibe ayuda profesional, pues la mayoría no reconoce que está enferma o no accede al servicio.



Eva, de 36 años, se siente angustiada porque falta menos de una semana para la Navidad y no sabe cómo ni dónde pasará esa fiesta. Hace seis meses que se separó de su esposo, después de cinco años de matrimonio, y siente que su mundo ya no es el mismo. “Es la primera Navidad que pasaré sola. Él ya se fue de la casa y yo solo quisiera desaparecer o irme a un lugar donde nadie me conozca”, expresa.

Juana tiene 42 años y también quiere desaparecer. Hace unas semanas fue despedida del trabajo y aún no se lo ha dicho a su familia. “Tengo una lista de regalos para comprar y no tengo dinero. Quisiera dormirme y despertar en enero”, comenta. En tanto, Mario es un adulto mayor de 72 años que pasa cada Navidad solo. “Mi único hijo vive en el extranjero y viene apenas una vez al año. Para mí, ese día es el peor del año”, manifiesta.

Así como Eva, Juana y Mario, la población que padece síntomas de ansiedad, depresión o tristeza, sobre todo en fechas como la Navidad, cada vez es mayor. Según el Instituto Nacional de Salud Mental, el 14% de la población ha reconocido haber tenido algún cuadro de depresión en cierto momento de su vida y se calcula que por cada cinco personas, una se deprime.

El psiquiatra Freddy Vásquez, director de la Asociación de Prevención de Suicidios, indicó que en esta temporada las atenciones por salud mental aumentan en un 30%. Tras recordar que el 70% de suicidios está asociado a cuadros depresivos, alertó que los intentos de autoeliminación también aumentan en las semanas previas al fin de año.

“Mientras que para la mayoría esta época es de alegría y de gozo, para un grupo las fiestas son penosas, ya sea porque han pasado un hecho triste, tienen un mal recuerdo o están atravesando alguna circunstancia particular. En la consulta hay muchos pacientes que piden que los dopen hasta el 2 de enero”, comentó .

¿CÓMO RECONOCERLA?
Abel Sagástegui Soto, director de Adultos y Adultos Mayores del Instituto Nacional de Salud Mental, enfatizó que es importante diferenciar entre la tristeza, que es un sentimiento normal que todos pueden tener en algún momento de la vida, y la depresión, que es una enfermedad.

“La tristeza es un estado de ánimo que se genera por un evento negativo, casi siempre es pasajero y no dura más de 10 semanas. Además, normalmente no afecta las actividades diarias y conforme pasa el tiempo uno se siente mejor. Pero en la depresión no siempre hay un evento desencadenante, puede empezar espontáneamente y conforme pasa el tiempo la persona se siente peor, no realiza sus actividades, se aísla y no duerme ni ríe como antes”, explicó.

Sagástegui agregó que, aunque la mayoría de gente deprimida son mujeres de más de 25 o 30 años, la depresión no es propia solo de ese grupo. También hay casos de niños que se frustran y deprimen al no tener el regalo que quieren, así como adolescentes que se sienten tristes porque sus padres están separados o adultos mayores que han perdido a sus compañeros de vida y se invaden de nostalgia.

José Anicama, especialista en salud pública e investigador de la Universidad Autónoma del Perú, refirió que un estudio de esa casa de estudios reveló que en la población adolescente la prevalencia de la depresión es de 8 por cada 100 personas, mientras que en adultos mayores las reacciones depresivas aumentan a 12 por cada 100 personas.

El experto mencionó que, aunque en estas fechas la presión sobre las personas suele ser alta, la mayoría puede manejar el estrés y planificar sus actividades para no agobiarse, pero hay un grupo de gente que probablemente ya pasó antes por cuadros depresivos y no puede afrontar la situación.

“Estas personas tienen 50% más probabilidades de deprimirse. Aquellos casos en los que la depresión es muy extrema y marcada se alteran las funciones fisiológicas, y se necesita la intervención de un especialista y fármacos para estabilizar a la persona y manejar la situación”, dijo.

NO BUSCAN AYUDA
Sin embargo, la estadística del Instituto Nacional de Salud Mental refleja que solo el 20% de las personas con depresión recibe ayuda profesional, pues la mayoría no reconoce que está enferma. “La gente cree que este es un problema de debilidad mental y no lo trata como una enfermedad. Pero deben entender que el cerebro puede enfermarse como sucede con el estómago o el corazón, y la gente que se deprime tiene una predisposición genética que solo se puede controlar con la medicación adecuada”, recalcó Sagástegui.

Por otro lado, el psicoterapeuta Manuel Saravia comentó que aunque atenderse en salud mental de forma particular es relativamente caro, hay buenos profesionales en los hospitales públicos. “El costo de la atención en salud mental aún no está al alcance de todos y los seguros cubren cosas muy básicas. Aunque, el Seguro Integral de Salud ya cubre algunos diagnósticos, tratamientos y seguimientos, en el Perú no hay suficientes especialistas para atender la demanda existente”, subrayó.

REFUERZAN ATENCIONES
El psiquiatra Abel Sagástegui Soto, director de Adultos y Adultos Mayores del Instituto Nacional de Salud Mental, indicó que su nosocomio está trabajando para descentralizar las atenciones en salud mental y capacita a los médicos de diversas especialidades para que puedan diagnosticar y tratar las enfermedades mentales.

“Es un mito pensar que la salud mental solo debe ser vista por los psiquiatras. Todos los médicos hemos estudiado y tenemos la capacidad de diagnosticar a las personas y en las consultas se debería hacer más. Se calcula que el 80% de los casos de salud mental se puede tratar en los hospitales y centros de salud y solo el 20%, cuando corresponde a casos más graves, referirse a centros especializados”, manifestó Sagástegui.

Sostuvo que, precisamente, para promover esa práctica y así masificar la atención de la población en salud mental, el instituto está trabajando en un proyecto de capacitación en el cono norte de Lima y en las regiones Apurímac y Ayacucho.

“La idea es que esta experiencia se reproduzca en el país y que los médicos de todas las áreas puedan diagnosticar y prescribir las medicinas que los pacientes necesitan. Que no haya excusa para que una persona no pueda ser atendida”, dijo.

Por Mariella Sausa (msausa@peru21.com)


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