Pensaba que el matrimonio era para toda la vida. Por eso, cuando tuvo una hija a los 15 años Ruth decidió soportar los maltratos de su pareja. Cuando por fin se decidió por la separación volvió a caer con otro maltratador.
“Mi segundo esposo era machista y siempre teníamos conflictos por sus celos. En mi casa, la violencia era algo normal, todos los días había insultos y golpes, pero yo soportaba todo por mis hijos, pues pensaba ¿si me voy, quién me va a mantener?”, asegura Ruth.
En los años 90, con el ‘paquetazo’, Ruth se unió al Programa del Vaso de Leche y luego al Promudeh (anterior nombre del Ministerio de la Mujer) y allí por primera vez escuchó hablar de la violencia de género.
“Con las charlas y capacitaciones me reconocí como una víctima, me di cuenta de que algo estaba mal y quise romper el círculo de la violencia. Después de 17 años, me separé del padre de mis hijos, recibí asesoría psicológica, estudié, me capacité y cambié mi vida. Por eso ahora trato de enseñar eso a los niños”, anota.
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