Leonardo Ota, el maestro brasileño de la caligrafía zen en el Perú

En enero del año pasado, Leonardo Ota pasó 21 días sin hablar. Estaba descalzo, comía poco y solo meditaba. Estaba en un retiro espiritual en Minas Gerais, al sudeste de Brasil, su ciudad natal. Leonardo es budista y diseñador gráfico.

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Como parte del estudio y práctica del budismo en su vida diaria, hace un par de años comenzó a investigar y practicar la caligrafía tibetana, que es la forma escrita y gráfica donde se representa la filosofía budista. Hoy es algo a lo que, dice, le dedica la mitad de su tiempo. Entre perfeccionar el arte, practicarlo y enseñarlo.

“Es una actividad que me retroalimenta”, dice.

PRÁCTICA COMO TERAPIA
OM. Se lee en letras negras sobre una cartulina muy blanca. “Este es el OM”, dice Leonardo al soltar su lapicero negro de punta fina y cuadrada, como una hoja. Ha dibujado (o escrito) unas grafías delgadas y ondulantes, armónicas.

“El OM representa el cuerpo, la energía y la mente. El sonido primordial que todo lo abarca”, dice.

El OM es uno de los mantras más sagrados de la filosofía budista, que también se usa en prácticas de meditación, como el yoga. Es la oración vibrante que se pronuncia conteniendo la respiración por un largo rato.

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Pero la caligrafía tibetana no necesariamente tiene que estar ligada al budismo o a la meditación. Es un arte que puede ser aprendido y practicado por cualquiera que esté interesado en hacerlo. Como dice Leonardo, no tiene como objetivo promover el budismo ni la religión, pero sí puede servir como una terapia de relajación.

“Cuando se aprende y se practica, se abre espacio a la mente y uno se puede relajar. Así se cultiva en la mente un estado de meditación que puede ayudar a que tus emociones no interfieran”, explica.

Leonardo está en el receso de una clase que está dictando en Lima sobre esta materia. Tiene doce alumnos. Está aquí porque lo han invitado al Festival de Caligrafía y Tipografía de Lima, organizado por la Universidad San Ignacio de Loyola y el Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA), para que muestre su trabajo y dicte talleres.

Leo, como le dicen casi todos, se inició en el diseño gráfico web cuando estaba en la universidad y trabajó durante varios años en agencias de publicidad.

A lo largo de mucho tiempo, se dedicó a hacer muchas cosas como hobbies cuando no estaba en la agencia: magia, montar skate, taekwondo, guitarra. Hasta que en el año 2011 se unió al grupo budista de su comunidad y, tiempo después, su maestro Tashi Mannox lo introdujo, además de la filosofía, en el arte de la caligrafía tibetana.

Leo habla todo el tiempo con mucha calma y parece no sobresaltarse demasiado por los sucesos que ocurren fuera de su consciencia.

“Esta caligrafía es para elevar el espíritu humano, para dar alegría. La sociedad últimamente está preocupada en más logros, más dinero, más trabajo, cuando lo que es importante es apreciar la vida, la simplicidad, hacernos más humanos”, reflexiona.

Cuando sea mayor, Leo tiene la idea de entrar en un retiro espiritual que dure tres años sin habla ni comunicación. “La felicidad genuina es la que llevas dentro. Yo busco eso en mi vida”, sentencia.

Leonardo Ota fue traído al Perú gracias a USIL y es parte del ciclo de conferencias Yaku que se dictarán en dicha universidad el 16, 17 y 18 de setiembre. Asimismo, Ota también tiene programados talleres para el 19 y 20 del mismo mes.

Leonardo dictará un taller de introducción a la caligrafía tibetana este 19 y 20 de septiembre, en la calle Perez Roca 195, Barranco. Para más información escribir al correo: caligrafiatibetana@gmail.com

Por Diana Hidalgo (diana.hidalgo@peru21.com)