Walter Vega, el hombre que construyó el Monitor Huáscar a tamaño escala con piezas de Lego

Han pasado más de 40 años desde que Walter recibió su primer producto de la marca Lego. Este consistía en una serie de piezas que juntas formaban una casa. “Me acuerdo que me fascinó la idea de crear la imagen que veía en la caja con mis propias manos usando solo esas pequeñas piezas”, comenta.

Su encanto por las piezas de Lego lo acompañaron durante su infancia y adolescencia, pero la rutina que tiene la vida, esa que te lleva a ir a la universidad para luego trabajar, lo alejó de sus creaciones. “Luego empezaron mis estudios, tuve que trabajar y finalmente me casé. Todo ello obligó a que abandonara las piezas de Lego”, señala Vega.

RETOMANDO LA CONSTRUCCIÓN
Sin embargo, el distanciamiento de Lego no fue para siempre. Un día, cuando paseaba junto a su esposa, Walter vio un producto de Lego que permitía construir el Halcón Milenario, una popular nave de la película Star Wars. “Ni bien vi el Halcón Milenario quise tenerlo en mis manos. Mi esposa me recordó que el precio era alto, pero a mí no me importó. El producto juntaba a Lego y Star Wars, de los cuales yo era fan. Por eso, lo único que quería era poder armarlo”, cuenta.

Con el tiempo, Walter empezó a armar sus propias creaciones con piezas de Lego. Estructuras únicas que no se podían comprar en ningún lugar. “Lo más difícil es conseguir las piezas necesarias, luego armas la construcción en tu mente y lo plasmas con las piezas de Lego”, indica.

Entre el grupo de construcciones que ha creado solo y junto a Lego Club Perú, el cual preside, están El Oscar a tamaño escala, el Monitor Huáscar, la cúster Orión, entre otros. Incluso tiene estructuras motorizadas. “Actualmente estoy creando la nave Enterprise de Star Trek. Este trabajo lo hago junto a mi hijo menor”, manifiesta Vega.

Este fanático de las figuras de Lego quiere compartir estas obras para que las personas conozcan las alternativas que se pueden crear con las piezas de la marca y demostrar que, con imaginación, no hay límites.

Por Iván Atilano (ivan.atilano@peru21.com)