09.MAY Jueves, 2024
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Última actualización 08:39 pm
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Opinión

En una reciente reunión, el saliente primer ministro italiano, Mario Monti, les manifestó a los embajadores latinoamericanos en Italia que América Latina se ha ganado actualmente un rol central y activo que genera admiración –por no decir envidia– puesto que “ha sabido construir un modelo de desarrollo basado en el crecimiento, la justicia social, la modernización y el respeto ambiental”.

Guillermo Giacosa,Opina.21
ggiacosa@peru21.com

Para valorar estas palabras hay que saber que Monti es un ideólogo neoliberal de la Comisión Trilateral y del Grupo Bilderberg, asesor de Goldman Sachs, Moody’s, Coca-Cola, etcétera, y, además, es miembro de comisiones que consolidaron el modelo neoliberal de la Comisión Europea. Su elogio del intervencionismo estatal sudamericano delata, según opinan algunos observadores, las divergencias profundas en la cúpula del sistema neoliberal. Otros consideran que Monti se “reconvierte al intervencionismo estatal para renacer políticamente”. Sea cual fuere el motivo, sería interesante que los neoliberales autóctonos observen que todo aquello que ellos satanizan como el camino al infierno es resaltado por un adalid europeo que comparte –o compartía– sus ideas. Monti, el hombre elegido por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI para aplicar la austeridad neoliberal en Italia, pega un brinco –que no puede pasar desapercibido– y elogia a los estados que “intervienen activamente en sectores de la economía real, nacionalizan empresas cuando hay que nacionalizar, responden a las presiones sociales, controlan la política monetaria y regulan la actividad bancaria y financiera para ejecutar una política de desarrollo socioeconómico”. Algo, sin duda, está ocurriendo.


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