22.NOV Viernes, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
Clasificados
Opinión

“¿Cómo salir del entrampamiento? El escenario es complejo, y el gobierno perdió cara y tiempo con la absurda invitación palaciega”.

Hasta hace poco más de una semana, el problema de la huelga docente era más o menos claro: un grupo de líderes radicales en el sur del país hacía un pedido desproporcionado al Gobierno Central en clara oposición al Sutep, principal sindicato del magisterio y que se encuentra a cargo de esa inmensa piscina de recursos llamada Derrama Magisterial. Y hasta el lunes de la semana pasada, más o menos teníamos claro qué seguiría: desde ese día, el gobierno descontaría a los maestros huelguistas (la gran mayoría aún en el sur) y desde el jueves se pasaría a separar del cargo a los mismos.

Pero el martes, como sabemos, el presidente Kuczynski salió con una inesperada propuesta: recibir a los sectores huelguistas en Palacio; y como era de esperarse, la reunión se llevó a cabo, pero con dos derivadas negativas: la primera, que los radicales al sentirse desplazados incrementaron su nivel ofensivo, y la segunda, que al no llegar a un acuerdo se retrocedía en la propuesta inicial (descuento y luego separación), e incentivaban de paso a otros sectores a sumarse a la huelga. Desde entonces, la cosa solo ha empeorado.

Hoy, luego de dos meses desde que se iniciara la manifestación en el sur, ya ni sabemos quiénes están en huelga (qué sectores) ni las razones detrás. Sabemos que los radicales de Conare-Sutep y Movadef están infiltrados, pero no son los únicos movilizados. Como suele ocurrir con las protestas que persisten en el tiempo, ambos actores pierden el enfoque de reclamos y capacidades, así como quienes representan a los distintos sectores movilizados. El gobierno ya ofreció el aumento y algunas otras mejoras, pero es evidente que no se puede retroceder en la parte meritocrática de la reforma, una de las exigencias de los docentes en huelga.

¿Cómo salir del entrampamiento? El escenario es complejo, y el gobierno perdió cara y tiempo con la absurda invitación palaciega. No será fácil encontrar una solución, pero, por mientras, sería bueno que calculen sus iniciativas antes de soltarlas alegremente.


Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.