Alicce Cabanillas
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Después de la cuenta de ahorros o los depósitos a plazo, hay otro tipo de instrumentos financieros por los que puede optar si lo que busca es hacer crecer su dinero.
Lo más probable es que haya escuchado sobre los fondos mutuos y los aportes voluntarios en las AFP, pero cuando se acercó a un banco y un asesor le dijo que hay renta fija, mixta, variable… ¿terminó confundido?
No se preocupe, no está obligado a estar familiarizado con estos términos, pero si le interesa saber más, pues ha leído que estos productos pueden dar un mayor rendimiento, tome nota de lo siguiente:
1. Las inversiones en renta fija son aquellas que pagan “una rentabilidad pareja, con una tasa pactada, por un determinado periodo de tiempo”, explica el profesor de Finanzas de la UPC, Manuel Chu. Un ejemplo, son los bonos. Un instrumento de este tipo podría rendir una tasa anual de 6% por un periodo determinado.
2. Cuando la inversión es en renta variable, quiere decir que se realiza en acciones en la Bolsa de Valores y su ganancia dependerá de los resultados de las empresas que listan en esta plaza y del flujo de sus utilidades, señala Chu.
No hay una tasa fija. Hay periodos en los que la Bolsa ha ganado más de 20%, pero no siempre es así. Por ello, el experto sugiere que la apuesta en renta variable sea a mediano plazo, es decir, a dos o tres años.
3. Renta mixta. Permite mezclar la renta fija con la variable. El inversionista gana un poco más con menos riesgo. Es recomendable que se mantenga de 18 a 48 meses.
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