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Brasil admite que también espía a otros países

Tras información publicada por un diario de Sao Paulo, Gobierno alegó razones de seguridad nacional para justificar vigilancia a diplomáticos de Rusia, Irán e Irak.

Gobierno de Dilma Rousseff informó que espionaje ocurrió hace 10 años.  (AFP)
Gobierno de Dilma Rousseff informó que espionaje ocurrió hace 10 años. (AFP)

Doble moral. Brasil, que inició una campaña contra el espionaje electrónico de EEUU, alegó hoy las mismas razones de seguridad nacional para justificar a sus propios espías, después de que un diario revelara que vigilaron a diplomáticos de Rusia, Irán e Irak.

Según el diario Folha de Sao Paulo, la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) espió las actividades de representantes de esos tres países en Brasilia, tanto en sus embajadas como en sus propias residencias.

El periódico dijo haber obtenido esa información en documentos oficiales a los que tuvo acceso, los cuales no aclaran totalmente los métodos empleados, pero aseguran que los diplomáticos eran “seguidos” y “fotografiados” por agentes.

Esas operaciones, según los documentos, fueron realizadas entre 2003 y 2004, cuando el presidente del país era Luiz Inácio Lula da Silva, y afectaron también a Rosoboronexport, agencia estatal rusa dedicada al comercio de productos del área de defensa.

Los documentos fueron obtenidos por el diario en momentos en que el Gobierno brasileño encabeza una campaña en la ONU, con la cual apunta a establecer límites para el espionaje electrónico y que se garantice la privacidad de los usuarios de Internet.

Esa iniciativa siguió a la revelación de que Estados Unidos espió las comunicaciones personales de la presidenta Dilma Rousseff, de varios de sus ministros y de estratégicas empresas brasileñas, como la petrolera estatal Petrobras.

Sobre el espionaje a diplomáticos rusos, iraníes e iraquíes, el Gobierno brasileño evitó hacer comentarios directos, pero en una nota oficial divulgada hoy por la Presidencia se afirma que los datos se refieren a “operaciones de contrainteligencia” realizadas por la ABIN.

También advierte de que la filtración de informes clasificados como secretos constituye un delito y que el Gobierno, sin violar las debidas garantías de la libertad de prensa, procesará a los responsables por la entrega de los documentos.

En el Parlamento, que ya ha iniciado una investigación sobre el espionaje de EEUU, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Ricardo Ferraço, dijo hoy que también pretende averiguar qué llevó a Brasil a espiar a otras naciones.


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