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Columna Fernando Tuesta Soldevilla

#ReformaPolítica 9. Para el bicentenario, los peruanos residentes inscritos en el extranjero podrán llegar al millón. Tienen ya más electores que Ica, Loreto, San Martín, Huánuco, Huancavelica, por citar algunos departamentos. Pueden votar desde 1980, siendo el Perú uno de los primeros países en reconocer ese derecho en la región.

La década del treinta ha sido una de las más agitadas de la vida política peruana y el mundo. En el Perú irrumpían el Partido Aprista, el Partido Comunista y la Unión Revolucionaria. En el mundo, el fascismo y el nacionalsocialismo atraían en masa a militantes bajo la prédica nacionalista con un profundo anclaje conservador. La fascinación que ejercían Mussolini y Hitler a niveles de culto arrastró a millones de personas a permitir la construcción de estados totalitarios, que posteriormente se expandieron territorialmente a través de la guerra, en donde murieron millones de personas.

#ReformaPolítica 6. La prohibición de la reelección de gobernadores y alcaldes no fue una medida eficaz contra la corrupción, pues esta puede seguir desarrollándose en un solo período de mandato. Es más, la tasa de reelección regional y local, salvo algunas excepciones de distritos de Lima, es baja. Es decir, el elector ha utilizado el voto como instrumento de premio o castigo en cada elección. Hoy no lo tiene. Las buenas autoridades no pueden ser premiadas y las carreras políticas truncadas.

#ReformaPolítica 4. Yeni Vilcatoma ha renunciado a Fuerza Popular a menos de dos meses de instalado el nuevo Congreso. Es la expresión de la débil relación entre partidos y sus parlamentarios. Estos cambian de partidos, pero también los partidos de programas. Los partidos débiles e informales se multiplican, tanto como su corta vida. Surgen así necesidades, debido a carencias mutuas. Los partidos necesitan candidatos y estos requieren partidos inscritos. Si a nivel parlamentario es alto, a nivel regional y local la tendencia es exponencial.

#ReformaPolítica 3. Reducir la reforma política a una reforma electoral es un error. Pero hacer esta última sin un Código Electoral es peor aún. La profusión de normas de distinto rango genera confusión en su interpretación y, en consecuencia, en las resoluciones de los organismos electorales, como ya ha ocurrido. Asimismo, se generan situaciones de inseguridad e incertidumbre jurídica, sobre todo en épocas electorales, atentándose contra la viabilidad del acto electoral.

#ReformaPolítica 2. La bicameralidad requiere una reforma constitucional, pero es fundamental llevarla adelante. Nuestro Parlamento es unicameral con 130 miembros, menos que países más pequeños como Ecuador o Bolivia. Tenemos un Parlamento mal diseñado, subrepresentativo, con pocos congresistas y una demanda muy grande por ser mejor representado.

#ReformaPolítica 1. Si bien la reforma política y electoral por sí sola no cambia la realidad, para su éxito debe contar con el apoyo de la voluntad política de las élites políticas.

Si al Gabinete Zavala no se le otorgaba el voto de confianza, debía renunciar. Un nuevo gabinete debía presentarse ante el Congreso y, si no se le otorgaba, el presidente tenía la potestad constitucional de disolver el Congreso y convocar a elecciones parlamentarias.

PPK hizo un mensaje combinado, al inicio dirigido al hemiciclo, con frases conciliadoras y, seguidamente, para el gran público. Es que, en estos tiempos, los mensajes deben ser cortos, con lenguaje claro y, si es el inicio del mandato, proyectando ideas fuerza que transmitan las esperanzas y los sueños.

En Francia, la ‘Hermandad Musulmana’ llega al poder, luego de ganar las elecciones del 2022. Ese es el núcleo central de esta ficción recreada en el libro Sumisión del francés Michel Houellebecq, uno de los escritores más importantes del país galo.

Se quiere revocar al alcalde de Lima y al de San Isidro, entre las autoridades que aparecen en los 232 formatos (kits) electorales vendidos por la ONPE. Como dato importante hay que señalar que en nuestro país, entre 1997 y 2013, han sido revocados 277 alcaldes y 1,254 regidores, el mayor número de autoridades revocadas en el mundo. No es, pues, poca cosa.

Según cifras oficiales, en estas elecciones han dejado de votar poco más de cuatro millones de electores. Pero esta cifra es inadecuadamente interpretada cuando se la asume como un rechazo a las elecciones, candidaturas o programas. En un país con voto obligatorio, donde las sanciones son efectivas, tanto económicas como la llamada muerte civil, difícilmente el elector, motivado por un acto político, se dispara al bolsillo. Tienen la alternativa de votar en blanco o viciar su voto.

Algunos consideran que la mayoría parlamentaria de Fuerza Popular no va a ser duradera. Abonan varias consideraciones. La primera: el no ser gobierno, con lo que perdería uno de los atractivos. La segunda: que el Ejecutivo puede quebrar esa unidad ofreciendo recursos para sus regiones a varios congresistas. La tercera: el comportamiento de 62 de 73 congresistas podría ser igual al de cualquier invitado de otros partidos, pues tan solo once son militantes de Fuerza Popular. Finalmente, las tensiones internas que libran keikistas y albertistas, estos últimos trabajando en la bancada o fuera de ella (ej. Carlos Raffo), podrían quebrar la disciplina partidaria.

Si Pedro Pablo Kuczynski (PPK) no ganaba las elecciones, era su retiro de la política y probablemente su recién creado Peruanos por el Kambio (PPK) no iba a sobrevivir. No ha sido así. Ambos alargan su permanencia un lustro más.

Desde hace una semana no se pueden difundir encuestas. La ley prohíbe su difusión y su incumplimiento provoca sanciones. La idea es que se debe proteger al elector de las presumibles influencias de la difusión de encuestas. De esta manera, la mayoría de los países de América Latina orientó la ley a la restricción de publicación de encuestas.

PPK y Keiko preparan sus últimos argumentos y propuestas. Pero los debates no están al margen de la campaña electoral. Son, más bien, extensiones de esta. Pero no existe un estudio que pruebe que un debate modifique la intención de voto por las propuestas presentadas. Con mayor razón si los formatos de nuestros debates son temáticos, especializados y mayormente expositivos, y son seguidos por electores interesados en la política pero que son justamente los que ya han decidido su voto y difícilmente lo cambiarán. Por el contrario, es poco probable que el indeciso se siente hora y media delante de un televisor, pues tiene un alto desinterés por la política o la rechaza.

Si gana, sería un gobierno de minoría, pues la bancada de Fuerza Popular impondría sin necesidad de coaliciones una mayoría absoluta. Un escenario de esta naturaleza configura inicialmente un gobierno débil. En el siglo XX, todos los gobiernos con mayorías opositoras en el Congreso terminaron en un golpe de Estado. El precario sistema democrático no resistió el choque de poderes. Los tres gobiernos posfujimorismo fueron gobiernos de minoría, pero no había un partido o coalición de partidos que construyera una mayoría opositora, por lo que el mayor reto de un probable gobierno de PPK, cuarto elegido democráticamente, sería el de preservar el sistema democrático, tarea que no será fácil.

En redes sociales, ser asaltado por encapuchados que esconden su identidad, para ser denigrado, insultado y difamado es tan común como la violencia que se sufre en las calles de Lima. Estos llamados trolls se reproducen en Internet, mostrando la suciedad del ciberespacio.

Los candidatos, cuando pasan a la segunda vuelta, festejan, pero poco reparan en que ingresan a un pasaje lleno de incomodidades cuando no de serias dificultades. Nuestro ballotage, a diferencia del francés, que se realiza dos semanas después, es tan espaciado entre una elección y otra, ocho semanas, que casi cualquier escenario es posible.

La barrera mínima legal conocida en el Perú como valla electoral, que opera en nuestro país desde el 2006, no ha logrado su objetivo de reducir el número de partidos, entre otras razones, porque no estuvo acompañada de medidas complementarias, con lo que perdió su eficacia.

El domingo 10 de abril no fueron a votar algo más de cuatro millones de electores, alrededor de 18% del total. Esas cifras han motivado afirmaciones apresuradas, como considerar que el ausentismo representa un signo de rechazo a las elecciones o a los candidatos con mayores preferencias.

Luego de cada elección siempre se activan las calculadoras de los descontentos votantes de los candidatos que no pasaron a la segunda vuelta. Ya que no se pudo ganar en votos, extienden la mirada a dos salvavidas de cada elección: el ausentismo y los votos nulos y blancos.

Habrá segunda vuelta, Keiko Fujimori ganará la primera, el Parlamento estará fraccionado entre cinco o seis bancadas y nadie, ni el fujimorismo, tendrá mayoría absoluta, por lo que, para gobernar, se requerirá de acuerdos políticos. Esas son las certezas. Lo que está en juego es si PPK o Verónika Mendoza compiten con Keiko Fujimori.

El debate presidencial de hoy difícilmente impactará de manera decisiva sobre las tendencias electorales. Diez candidatos no hacen un debate, sino una seguidilla de exposiciones. Los emparejamientos de candidatos durarán escasos minutos y solo servirán para la anécdota.

Hay que repetirlo hasta el cansancio. No se pueden crear normas que restrinjan, impidan o limiten el derecho fundamental a ser elegido. Por lo que el daño que ha perpetrado el Congreso al proceso electoral, al no modificar o modificar mal las normas electorales y de partidos, es aún incalculable.

Legislar para impedir la inscripción y excluir candidaturas ha resultado siendo el búmeran que regresa a cortar cabezas de candidatos de los partidos que en el Congreso aprobaron estas normas a lo largo de una década, con el aplauso del público y las propias bancadas de los partidos. Ya salió de carrera Julio Guzmán. Pero el que más cabezas va a cortar es el artículo 42 de la Ley de Organizaciones Políticas, que pretende combatir el clientelismo político.

La baja intención de voto, sobre todo de las listas al Congreso, que es con las que se calcula la valla electoral o barrera legal, es la razón por la que el Partido Nacionalista se retira de las presentes elecciones. Persistir lo conducía a la pérdida de la inscripción en el ROP. Es el resultado también de las desavenencias y conflictos entre la dirección del partido (Humala-Heredia), algunos dirigentes (Abugattás, Jara) y el propio candidato presidencial Daniel Urresti. Pero además, el PNP confirma lo experimentado antes por Perú Posible y el Apra. Es decir, los partidos de gobierno son afectados por la desaprobación y el desgaste de sus respectivos gobiernos. Hay que recordar que estos partidos solo obtuvieron dos (PP) y cuatro (Apra) congresistas y se quedaron sin sus planchas presidenciales.

La probable exclusión de César Acuña y de Julio Guzmán del proceso electoral presidencial daría inicio a uno nuevo, sin precedentes en las últimas décadas.

Las elecciones de 1963 fueron convocadas con diez meses de anticipación y participaban tan solo cuatro listas presidenciales y otras cuatro listas parlamentarias, sin voto preferencial. Este proceso electoral, que ganó por primera vez Fernando Belaunde Terry, tuvo un padrón electoral que superaba los dos millones de electores, en el marco de una ley electoral con muy pocas regulaciones.

Pregunta: ¿creen ustedes que la mayoría de los partidos inscritos entregaron el casi medio millón de firmas válidas que exige la ley, acompañado de al menos 67 comités provinciales que deben estar distribuidos en no menos de 17 departamentos con un mínimo de 50 militantes? Pese a lo exigente de la ley, tenemos 25 partidos políticos. ¿Cómo lo hacen? La mayoría logra su propósito cumpliendo con entregar documentos que no corresponden a la realidad, pues el papel aguanta todo.

La barrera legal fue incorporada desde el 2006 como una medida que reduzca el número de partidos. Pese a ello existe una gran confusión sobre el tema.

Cada vez más los aspectos formales y procedimentales están reduciendo el espacio a la campaña electoral, preocupándonos menos de qué debe hacer el próximo gobierno y el nuevo Parlamento.

La encuesta de intención de voto de GfK que hoy se publica no ha tocado a César Acuña ni con el pétalo de un plagio. En realidad no podía hacerlo porque el trabajo de campo se terminó cuando recién estalló el escándalo, dando un respiro a sus estrategas de campaña.

Alan García quiere ser el presidente que llegue al bicentenario y convertirse, además, en el único presidente de la historia que lo ha logrado a través de las urnas. Para ello confía en su experiencia y su reconocida pericia para revertir los números adversos que lo acompañan en la intención de voto hasta este mes. Tener casi cuatro décadas de política activa, en las que ha participado en cinco procesos electorales, habiendo conseguido dos veces la presidencia de la República, es parte de su activo político, a lo que se le agrega liderar el partido político más antiguo y más organizado del país.

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