15.MAY Miércoles, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Opinión

Carlos Meléndez,Persiana Americana
En mi columna de ayer traía a colación la campaña municipal de 2010, cuando Villarán fue favorecida por el retiro de la candidatura de Alex Kouri. Entonces, Villarán representó la “renovación” de la política y logró capturar el voto disponible (aunque no restó apoyo a Lourdes Flores). De concretarse la improcedencia de la candidatura de Castañeda ante el JNE, ¿hacia dónde iría ese casi 50% de apoyo electoral?.

Si consideramos el nivel de ingreso como variable determinante en el comportamiento electoral, lo más probable es que la intención de voto en los NSE A y B favorezcan a Heresi y Villarán, en ese orden. El alcalde de San Miguel y la alcaldesa de Lima tienen respaldos significativamente altos entre las clases acomodadas, en comparación con su promedio metropolitano. Según GfK, Heresi cuenta con un 12% en A/B (6% en toda la capital) y Villarán con un 20% en A/B (13% en toda la ciudad).

En la clase media baja (NSE C) se concentra el apoyo de Castañeda (56% de apoyo solidario). Villarán quizás tenga más éxito que Heresi en capitalizarlos, pero se abre el espacio para la competencia de los ‘otros’. Cornejo, Castillo, Sánchez Aizcorbe y Altuve, en ese orden, podrían aprovechar incluso mejor que la alcaldesa el vacío amarillo en este sector. El NSE C no es tan antiaprista como el resto de la población, lo cual favorecería al ex ministro de Transportes.

En las clases bajas (NSE D y E), Castillo (11% en E) y Sánchez Aizcorbe (5% en E) aventajan al resto, pues tienen el aparato y la sintonía con su cultura política. Heresi es muy A/B y Cornejo se enfrentaría a un duro antiaprismo en E. Villarán tiene el antivoto más fuerte en todos los niveles. Así, el pasivo de su gestión se convierte en su principal rival.


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