23.NOV Sábado, 2024
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Opinión

Hubo un instante de dramática tensión en mi vida, quizá el momento más duro que me tocó vivir. Traicionar la ilusión y el esfuerzo de mis padres en su intento de convertirme en un respetable abogado…

La vida es un largo camino que construimos día tras día según las decisiones que vamos tomando. A veces, decisiones que parecen intrascendentes de pronto pueden llevar nuestras vidas hacia la gloria y, en cambio, otras decisiones que se muestran definitivas y claras pueden llevarnos hacia el ocaso. A cada instante, las decisiones que vamos tomando por los azarosos caminos de la vida van dibujando nuestro destino, para bien o para mal.

Hubo un instante de dramática tensión en mi vida, quizá el momento más duro que me tocó vivir. Traicionar la ilusión y el esfuerzo de mis padres en su intento de convertirme en un respetable abogado o ser fiel a mi voz interior que me decía que había nacido para ser cocinero. Tremenda decisión a la que me enfrentaba la vida. Al final, decidí ser cocinero y, gracias a ello, conocí a mi amada esposa, pudimos ver crecer juntos a nuestras dos hermosas hijas, pude representar a mi patria por el mundo y, de paso, pude evitar convertirme en uno de los peores y más mediocres abogados de la historia del Perú. Mi vida tomó el camino soñado, gracias a una buena decisión.

En los próximos meses entramos a una nueva etapa de definición electoral. Es probable que no sea la mejor de las etapas electorales que nos haya tocado vivir. Es probable que los insultos y adjetivos estén por encima de las ideas y propuestas. Todo indica que la batalla por conquistar el voto popular tomará el camino de lo fácil y efectista, versus el debate profundo y sincero acerca de los enormes desafíos que le tocará enfrentar a la patria en los próximos cinco años.

Al final, será nuestro voto el que decida quién gobernará el Perú nuevamente, será nuestra decisión la que definirá quién será el líder que nos ayude a la realización de nuestros sueños o, que por sus decisiones erradas, postergue una vez más la anhelada victoria del Perú.

Por ello, es de suma importancia que nos hagamos esta pregunta una y otra vez. ¿A quién elegir? Esa será la gran decisión que nos tocará enfrentar en unos meses. ¿Quién será el líder que pueda derrotar a aquellos enemigos que afectan terriblemente nuestras vidas día tras día: la delincuencia, la corrupción, la intolerancia, la frustración? ¿Quién será aquel que avance victorioso contra los históricos enemigos de la patria, mientras aprovecha, con visión, pragmatismo y liderazgo, todas las ventanas que el mundo de hoy le ofrece al Perú, para crear oportunidades y prosperidad para todos sus ciudadanos por igual?

¿Quién será el líder que, desde una mirada global abierta al mundo y blindado de complejos, miedos y vergüenzas, abrace con convicción a la biodiversidad de nuestra tierra como la fuente de oportunidades casi infinitas para crear valor agregado, diferenciado y único en muchas actividades en un mundo dispuesto más que nunca a valorar lo único y diferenciado, como lo son y pueden ser los productos y las ideas propuestas desde el Perú?

¿Quién será aquel que, habiendo abrazado las bondades de nuestra diversidad cultural y biológica, decide hacer de la innovación su gran bandera con el sueño de que un día todo lo que los peruanos produzcan tenga el mismo reconocimiento y valoración que hoy tiene aquello que se crea en las grandes potencias mundiales? ¿Quién será aquel que sea capaz de crear desde una mirada peruana y universal, a la vez, un ecosistema de leyes y programas que promuevan y estimulen la innovación y la creatividad de nuestros jóvenes en territorios tan amplios, como la investigación científica, las artes, las letras, la arquitectura, la ingeniería, la agricultura, los programas sociales, la minería, la pesca, la salud, el deporte, la cultura, la nutrición, la industria, el comercio y, en general, en la conceptualización y diseño de experiencias, productos, marcas y empresas de todo tipo que reúnan la dualidad de atributos que hoy imperan y exige el mundo: salud con bienestar, calidad con consciencia, compromiso local con espíritu global?

¿Y quién será aquel que, para tamaña tarea, ponga la educación de nuestro pueblo por encima de todas las tareas a enfrentar, como condición ineludible para que nuestras futuras generaciones tengan las herramientas para competir con éxito en todas las actividades mencionadas, diseñando para ello un largo y ambicioso plan que busque llevar la educación del Perú a convertirse en la mejor educación del mundo en el más breve plazo, convenciéndonos a todos de que ese es el camino por el cual todos tenemos que batallar?

¿Y quién podrá ser capaz de lograr armonizar un perfecto equilibrio de confianza en todas las actividades económicas de manera que podamos crear riqueza y crecer sostenida e inclusivamente día tras día? ¿Quién podrá inocular en todos y cada uno de nosotros la confianza mutua de que vamos camino a una victoria colectiva llamada Perú, en la cual todos tenemos que dejar en el camino una cuota personal de sacrificio, con la confianza de saber que todos respetamos aquello que nos pertenece a todos: el medio ambiente, las leyes y las normas cívicas de convivencia, con la seguridad que nos da un gobernante que día a día va reconstruyendo la moral de aquellas instituciones en las cuales hace tiempo dejamos de creer, pero que hoy, con su ejemplo diario, empiezan a recuperar nuestra confianza?

¿Por quién votar? Esa es la pregunta que deberemos hacernos cada vez que observemos a nuestros futuros candidatos. Se acerca la hora de escucharlos. Ojalá que sean sus ideas, y no su verbo, las que ganen nuestra confianza y nuestro voto.


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