Los Humala están en prisión pero sus políticas tienen plena vigencia. El primer año de PPK parece más bien el sexto año de Ollanta Humala.
La economía no se recupera del enfriamiento en que Humala la sumió. Sin contar la estacional y atípica expansión de la pesca, el crecimiento entre enero y mayo solo llega al 0.8%. La manufactura no primaria y la construcción han caído 2.4% y 6.1% en los últimos doce meses, mientras que el agro, el comercio y los ingresos laborales crecen a tasas anémicas: 0.4%, 0.8%, y menos de 1%. Ante la ausencia de políticas sectoriales, la industria textil produce 27% menos que hace 5 años.
La inversión privada, en caída libre desde 2014, ha vuelto a reducirse 1.1% en el primer trimestre del año. La inversión minera, motor del crecimiento de ayer, languidece: caída de 45% en 2016 y 11% en 2017. De forma inexplicable, este gobierno ha vuelto a reducir la inversión pública: 15% el último trimestre de 2016, 10% hasta junio. Peor aún, la inversión de los ministerios se ha desplomado más de 20% entre enero y junio. Felizmente, los gobiernos locales han invertido 4% más en lo que va del año.
La reforma tributaria de PPK, como la de Humala, no ha formalizado a nadie pero ha reducido la recaudación. El empleo adecuado viene cayendo 0.8% en Lima. Los ingresos del impuesto a la renta se han contraído 10% hasta junio. Así, a pesar del colapso en la inversión pública, PPK termina su primer año con el mismo déficit fiscal que Humala nos legó: 2.9% del PBI.
PPK ha continuado con los elefantes blancos de Humala (Gasoducto, Talara y Línea 2) para no hablar del fiasco de Chinchero. El sobrecosto en estos proyectos supera los US$10 mil millones. Son otras las prioridades del ciudadano. ¿Qué sentido tiene perder más de US$3 mil millones en Talara si falta gasa en los hospitales públicos? La anemia infantil, que había caído de 57% a 42% entre 2006 y 2011, se ubica en 44%.
Igual que Humala, el gobierno ha despedido de mala manera a Julia Príncipe, la misma que investigó Ecoteva, las agendas de Nadine y la podredumbre de Orellana. Príncipe culpa a Odebrecht de su separación y afirma que la titular de Justicia ha faltado a la verdad. Abogados y periodistas, que recibieron plata de Odebrecht y del gobierno nacionalista pero no lo dicen, atacan sin piedad a Príncipe y al juez Concepción Carhuancho. En medio del barullo, los corruptos sonríen: PPK no tiene una estrategia efectiva para luchar contra la corrupción.
Los peruanos votamos por PPK. ¿Cuándo dejará su gobierno de ser la gran continuación del humalismo?
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