16.ABR Martes, 2024
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Opinión

“Bajarse a Saavedra es pretender impedir que la nueva regulación le permita al país recuperar una educación superior de calidad”.

La indignación es masiva. Ver a tantos congresistas metiéndonos un cuchillo en la garganta, masacrando al ministro de Educación, gritándolo, pidiendo su cabeza, ha sido, por decir lo menos, feísimo. Se nota, pues, que quieren bajarse la nueva Ley Universitaria y esa motivación es tan violenta, que miles de jóvenes y adultos tendremos que salir a las calles a gritarlo este lunes, y no porque estemos en contra de un partido político sino porque con la educación, simplemente, no se juega.

Considero importante insistir en datos y cifras que explican por qué una ley que regule la educación universitaria es tan urgente en el Perú. Chile tiene 70 universidades para 18 millones de personas. Colombia tiene 72 y una población de 40 millones. Perú tiene 142 universidades para 30 millones de personas. ¿Por qué? Porque tenemos un sistema desbordado que hoy defienden congresistas de muy mala entraña y personas interesadas en lavar dinero.

Algunos antecedentes: en 1980 existían en el Perú 35 universidades, 25 públicas y 10 privadas, con un claro dominio de la pública sobre la privada. Para 1994 se equilibró: 28 públicas y 28 privadas. A partir de 1996, con el DL 882 creado por Alberto Fujimori para promover las “universidades empresa”, el número de universidades privadas se disparó y la calidad se fue, disculpen: al carajo. Y es que una de las causas de no tener una educación superior de calidad, es el lucro.

En su libro Los desafíos de la Universidad Peruana, Daniel Mora, ex congresista y artífice de la nueva Ley Universitaria, demuestra con pruebas que el Perú, en materia de educación superior, ha estado viviendo un desgobierno total enraizado en la corrupción y una crisis académica sustentada en la “autonomía” (hago lo que me da la gana). Así, en la actualidad tenemos en el país 1 millón 200 mil estudiantes, de los cuales, según Mora, un millón estaría siendo estafado.

Jaime Saavedra ha señalado que la inversión que hace un joven peruano para estudiar en una universidad de mala calidad durante cinco años no es recuperable, ya que sus ingresos nunca serán relevantes. Bajarse a Saavedra es pretender impedir que la nueva regulación le permita al país recuperar una educación superior de calidad, donde no nos enfocaremos en tener más universidades ni institutos (lo siento, ilustres vendepatrias) sino mejores. Quien esté en contra de eso que dé un paso al costado y se vaya a su casa a reflexionar. Chacón, Galarreta, Becerril, Mulder: por muy mala que sea la educación superior, no somos, pues, tan idiotas.


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