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Opinión

Carlos Meléndez,Persiana Americana
La encuesta de Ipsos publicada ayer en El Comercio confirma lo adelantado por Datum la semana pasada: el incremento de ocho puntos en la aprobación de Humala durante los últimos dos meses (del 21% en junio al 29% en agosto); un giro imprevisto por los analistas economicistas. “Si el PBI es tan bajo, ¿por qué la aprobación crece?”, interrogan con incredulidad.

Las aprobaciones presidenciales post 2000 siguen un patrón: los momentos más difíciles en la popularidad presidencial se dan antes de finalizar el tercer año para luego salir a flote. García subió de 21% a 27% de junio a agosto en periodo similar y Toledo empezaba a salir del fondo al iniciar su cuarto año. Analizando esas tendencias concluí que, tras este último mensaje presidencial, “lo más difícil para Humala ya pasó”. A este patrón se añaden tres factores adicionales que confluyen a favor del respaldo presidencial: la coyuntura electoral municipal actual (recordemos que la revocatoria a Villarán en el año 2013 le vino bien a Humala en términos de apoyo), la popularidad de Urresti (también lo señalé: “no soluciona, pero entretiene”) y el protagonismo político de Jara (mayor respaldo que sus antecesores). Como se ve, ninguna de estas razones apunta a la intervención de Castilla, Ghezzi y Cía. “It´s [not] the economy, my friend…”.

Si observamos las tendencias de mandatarios antecesores, el apoyo a Humala debería estacionarse sobre un tercio de la población. Magro para cualquier gobernante, pero habitual entre los nuestros. El presidente podría manejar el actual viento a su favor. En otras oportunidades (contexto de revocatoria, fallo de La Haya) más bien ha desaprovechado la confianza ciudadana, creando crisis políticas torpes. ¿Habrá aprendido la lección?


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