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Opinión

En los últimos seis años, la Intelligence Unit de la prestigiosa revista The Economist señaló al Perú como el país con el mejor entorno para el desarrollo microfinanciero.

Economista

En los últimos seis años, la Intelligence Unit de la prestigiosa revista The Economist señaló al Perú como el país con el mejor entorno para el desarrollo microfinanciero. Este año, 2014, se decidió cambiar la metodología para, más bien, centrarse en analizar cuánto están haciendo los países para lograr procesos masivos de inclusión financiera. Los resultados se anunciaron la semana pasada durante el Foro Interamericano de la Microempresa (Foromic), auspiciado por el BID/Fomin, en Guayaquil.

El Perú obtuvo el primer lugar. Somos, de lejos, el país con mejor entorno para la inclusión financiera. ¿Qué quiere decir esto?, que en el Perú tenemos soporte del sector público para el tema, por ejemplo, asociado al desarrollo de una estrategia nacional de inclusión financiera en proceso y buena, además de útil, información para tomar decisiones. Quiere decir también que tenemos un buen regulador y una regulación que favorece la inclusión financiera, con acciones para tener mejores colocaciones de crédito –por ejemplo con medidas orientadas a evitar sobreendeudamiento–, modelos regulados que permiten llegar más cerca de la gente –como nuestros mundialmente conocidos agentes (cajeros corresponsales)–, cuentas básicas para acceder al ahorro y una nueva ley y regulación para el desarrollo de pagos digitales, una ley moderna y promotora.

La selección del Perú como el país con mejor entorno para la inclusión financiera reconoce, además, algunos avances: el establecimiento de una Comisión Multisectorial de Inclusión Financiera, formada por cinco entidades públicas (incluyendo al Midis), la ley que regula las características del dinero electrónico como instrumento de inclusión financiera, el uso de cuentas bancarias a nombre de los usuarios para el pago de los programas sociales, la incorporación de la educación financiera en el proceso de reforma curricular del Ministerio de Educación, la rápida expansión de la ya extensa red de agentes corresponsales que logran acercar el sistema financiero a nuevos clientes, entre otras acciones que merecen ser reconocidas y potenciadas.

Sin embargo, a pesar de todas estas acciones que ayudan y mejoran nuestras opciones de avanzar en la inclusión financiera, aún nos falta hacer mucho más para que este buen entorno se traduzca en inclusión financiera efectiva para la mayoría de los peruanos y peruanas. Estamos todos llamados a colaborar. Tenemos hoy 10 millones de adultos en el país que no usan servicios financieros. Colectivamente, tenemos que avanzar en el desafío de lograr la inclusión financiera con acciones concretas, con asociaciones diversas, con nuevos instrumentos y con innovaciones.

Debemos celebrar el reconocimiento a nuestro buen entorno, pero no contentarnos con ello, ya que tenemos que lograr resultados: una inclusión financiera masiva. Ahí ganaremos todos, ahí lograremos incluir para crecer.


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