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Opinión

“Jaime se convirtió en 2015 en el periodista televisivo más influyente del Perú, posición que mantuvo en la última encuesta, la del 2016”.

Sorprendente la salida de Jaime de Althaus del Canal N después de 18 años al frente de La hora N. Por supuesto que un grupo privado de medios puede contratar y despedir a quien le plazca, eso no lo cuestiono. Lo mismo se aplica a quien escribe esta columna en un diario del mismo grupo.

Todos los personajes mediáticos tienen su curva de ascenso, cenit, y eventual caída. Pero de acuerdo con la encuesta de la revista Poder, Jaime se convirtió en 2015 en el periodista televisivo más influyente del Perú, posición que mantuvo en la última encuesta, la del 2016; y eso es lo que sorprende, que cierren su programa justo cuando Jaime está precisamente en el cenit.

Conocí a Jaime a finales de los ochenta cuando él trabajaba en Expreso con el gran Manuel D’Ornellas, a quien tuve el honor de tratar. Sin embargo, mi relación de amistad con Jaime arranca a finales del 2009 cuando me empezó a invitar a La hora N. Desde entonces hemos conversado muchas horas, amplio temario, con muchas coincidencias pero también con fuertes desacuerdos, a veces incluso en el mismo plató de su programa.

Compartimos el credo de los valores republicanos, la democracia parlamentaria, la separación de poderes, y la economía de mercado; somos liberales en el sentido clásico de la palabra. Un Estado pequeño pero fuerte, transparente y ágil que mueva al país hacia la modernidad y que ayude a desterrar la pobreza. En muchas conversaciones he constatado que su bondad natural le mueve hacia una concepción rousseauniana profundamente optimista sobre cómo son los demás. Siempre piensa bien, le cuesta pasar a pensar mal. Lástima que el mundo ahí afuera no acompañe.

En un medio tan proclive al “mermeleo” informativo y los conflictos no declarados de interés, muchos otros hubieran hecho una fortuna vendiendo sus “servicios” editoriales. Ese negocio tan próspero de lavar la cara en que comercian los gestores de comunicación y dizque reputación. Althaus es íntegro donde los haya y coherente con sus principios e ideales. En su programa daba cabida a todas las opiniones, pero siempre dejando claros sus puntos de vista.

Hay una frase de un escritor estadounidense de libros infantiles, Spencer Johnson, que va como anillo al dedo al trabajo de Jaime en La hora N estos 18 años:

“La integridad es decirse a uno mismo la verdad. La honestidad es decir la verdad a otros”.

Seguro que La Hora Althaus vuelve pronto a la pantalla.


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