23.NOV Sábado, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Opinión

Carlos Meléndez,Persiana Americana
El orden de las preferencias electorales en Lima se mantiene congelado. Salvo un incremento de cuatro puntos porcentuales a favor de Castañeda en el último mes (de 53% a 57%, según Ipsos), el ánimo se mantiene. A siete semanas de los comicios, el exalcalde se percibe inalcanzable, Villarán sigue estancada y Heresi no da el salto. A estas alturas, ¿es posible una sorpresa? ¿Podrá surgir un ‘tapadito’ entre los candidatos con menor apoyo?

Según Ipsos, Enrique Cornejo (Apra) y Felipe Castillo (Siempre Unidos) comparten el cuarto lugar de las predilecciones con un escaso 3% cada uno. El seguimiento a sus candidaturas apunta a un componente de experiencia solvente que los diferencia del resto. Cornejo practica un discurso que trasluce su bagaje como político ducho (es uno de los candidatos con mayor trajín en puestos públicos) y Castillo tiene a la maquinaria política como un capital invisible ante las encuestas, pero decisorio entre los votantes más pragmáticos. ¿Será ello suficiente para ser percibidos como competitivos en una campaña realmente sosa?

Cornejo carga el peso del Apra; su marca política estigmatizada y sin tradición edilicia en Lima. Intuyo que tendría mejor fortuna difuminando su aprismo en una coalición mayor (como intentan sus compañeros en Junín y Piura, por ejemplo). Que un limeño marque la estrella en la cédula de votación, implica todo un esfuerzo cognitivo solo superable debilitando la marca; algo que al parecer no está dispuesto a hacer. Castillo, en cambio, tiene el favor de un sello relativamente nuevo y hasta simpático en la política de conos. Pero para el limeño, un político exitoso requiere desempeños mediáticos de los que Castillo (aún) no dispone. En todo caso, ambos ya están en la cancha y aún no se destapan.


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