Aldo Mariátegui,Ensayos impopulares
Una gran ventaja de no ser político ni ser académico es que uno no tiene que ni halagar a las masas haciéndose el simpático ni intentar explicar racionalmente lo que son simplemente comportamientos irracionales, resentidos y tontos. La necedad es la necedad y la ignorancia es la ignorancia, por más que Levitsky impresione aquí por ser gringo. Y eso sucede en Cajamarca y en todos lados. ¿O no es estúpido e ignorante votar por Berlusconi para premier italiano o por Sarah Palin para vicepresidenta de EE.UU. o por Marion Brady para alcalde de Washington DC o por Arnold el ‘Terminator’ para gobernador de California? E ignorante no es un “insulto”, como Yehude Simon me endilga en su Twitter. Es solo la palabra que define ausencia de conocimiento. Y si hablamos de cosas asquerosas y ofensivas, pues precisamente esos dos adjetivos son los que mejor definen su asquerosa y ofensiva carrera política, que comenzó desde aliado del terrorismo del MRTA hasta ser primer ministro aprista, espolique de PPK y ahora congresista toledista –tras estar un tiempo solo como un hongo porque ya nadie le quería en sus bancadas–, avalando ahora a la mansión Ecoteva y los ‘narcoalquileres’ mexicanos del congresista León. A ese actuar infame y a ese sinfín de cambios de camiseta política se le debe sumar un premierato absolutamente inepto, tras el cual aún no ha respondido por sus evidentes responsabilidades en el desastre del ‘Baguazo’. De verdad que una de las cosas que espero que sucedan en las elecciones del 2016 es que gente demagoga, oportunista e inepta como Yehude Simon desaparezcan ya definitivamente de la escena política. Será muy políticamente higiénico.
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