Kaiba Gionfriddo es un niño estadounidense que nació con una extraña enfermedad. No podía respirar bien, a tal punto que todos los días sufría una crisis que podía matarlo. Tenía seis meses de vida y un diagnóstico nada alentador.
La solución llegó de la mano del pediatra Gleen Green y del ingeniero biomédico Scott Hollister, quienes trabajaban en un método experimental. Ambos, tras realizar diversos análisis al niño, diseñaron una férula para ayudarlo a respirar mejor.
La novedad fue que el objeto se materializó gracias a una impresora 3D. Kaiba se salvó.
¿Qué es una impresora 3D? Es un dispositivo que permite fabricar objetos tridimensionales reales a partir de un diseño digital realizado por una persona. La impresora solo necesita el archivo con el diseño, un cartucho y tiempo para hacer su trabajo.
Es posible crear una botella de plástico, digamos, pero también una férula médica como la que salvó a Kaiba. De hecho, se está empleando para crear juguetes, adornos, ropa, prótesis, instrumentos musicales y hasta armas letales, aplicación que, obviamente, ha causado polémica.
Lo cierto es que la impresora 3D apunta a cambiar muchas cosas en cuanto a la experiencia del usuario. Es decir, además del impacto que está produciendo en el sector industrial, ¿se imagina tener el poder de crear, en su propio hogar, cualquier objeto?
DATO
- Cube, la impresora 3D de la firma Cubify, se vende a US$1,399.
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