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Mitos y verdades sobre la eyaculación precoz

Este es un problema de la pareja y usualmente se da por causas psicológicas. Aquí, el ABC de esta disfunción.

De cada diez hombres, entre dos y cuatro sufren de esta disfunción. (Internet)
De cada diez hombres, entre dos y cuatro sufren de esta disfunción. (Internet)

Las definiciones contemporáneas de eyaculación precoz (EP) ya no se enfocan exclusivamente en medidas de tiempo, sino en términos de satisfacción. Un eyaculador precoz no es aquel que expulsa el semen en menos de dos, tres o cinco minutos, sino aquel que eyacula antes de satisfacer a su pareja. Esta mirada actual se orienta a la búsqueda de soluciones en pareja.

¿La EP es un problema de dos? Claro que sí. Si bien es un tema técnicamente varonil, en la práctica es un tópico que le compete a la mujer. Por obvias razones. Es por ello que muchas parejas suelen tener conflictos. Por un lado, hay damas insatisfechas que no se sienten a gusto con el hombre que eyacula antes de que ellas alcancen el orgasmo. Por otro, hay caballeros ansiosos y estresados que no rinden sexualmente por temor a eyacular antes de tiempo o por no ser capaces de satisfacer a sus mujeres. Reproches. Dudas. Miedos. Culpa. Todo esto puede convertirse en un círculo vicioso que, poco a poco, terminará por afectar la dinámica no solo en la cama, sino también fuera de ella.

TE LO JURO, NO SÉ QUE PASÓ
La EP puede ser generalizada o situacional. Es generalizada cuando el varón eyacula siempre antes de tiempo. Más que una casualidad, es una costumbre y no puede hacer nada al respecto. En cambio, es situacional cuando el “evento precoz” se presenta en determinadas ocasiones. Las causas –en ambos casos– pueden ser de índole psicológica o fisiológica. Van desde estrés o ansiedad hasta alguna inflamación en el aparato genital. Asimismo, hay niveles de gravedad. Si un hombre eyacula apenas introduce el pene en la vagina, es para preocuparse. Si esto sucede antes de la penetración, con apenas un roce o un estímulo visual, es más preocupante aún.

Se debe buscar ayuda profesional para resolver el asunto. Si bien hay pastillas, pomadas, atomizadores, hierbas y ejercicios que prometen soluciones efectivas, lo recomendable es no automedicarse ni arriesgarse con la pseudociencia. En muchos casos, la solución no solo es urológica, sino también de índole psicológica, psiquiátrica y hasta neurológica.

Además, como ya adelantábamos, es un problema de dos. Si la pareja no habla con franqueza sobre la EP, pierden ambos. Al contrario, es el diálogo honesto lo que permite reconocer que hay un problema y que se deben tomar medidas. Una de ellas sería buscar ayuda, cierto, pero también es una oportunidad para pensar en nuevos caminos para el placer. Hay que recordar, por ejemplo, que el éxito del sexo no radica en provocar orgasmos propios y ajenos, que la penetración no es la única manera de alcanzar el clímax femenino (tres de cada cuatro mujeres necesitan la estimulación del clítoris) y que la complicidad, la paciencia y la entrega son los ingredientes que, finalmente, producen un encuentro memorable.

SABÍA QUE

- En un artículo publicado en Salon.com, la sexóloga Debby Herbenick menciona que los hombres sufren más con la eyaculación precoz que las mujeres. Esto derribaría el mito según el cual los eyaculadores precoces “no se hacen paltas” y que las mujeres son las “víctimas”.

- Sin embargo, una investigación realizada por la Asociación Española de Andrología concluye que el 75% de las mujeres con parejas que sufren EP consideran que esta es una “disfunción grave”.


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