Lo oculto estimula la curiosidad hasta límites insospechados. Cuántos conquistadores españoles se han perdido buscando ciudades de oro como Paititi o El Dorado, ilusionados todos ellos por encontrar la fortuna de sus vidas. De igual manera, ocurre con el Punto G, una zona de supremo placer femenino que ha provocado numerosas expediciones íntimas, muchas de ellas fallidas.
Lo oculto estimula la curiosidad hasta límites insospechados. Cuántos conquistadores españoles se han perdido buscando ciudades de oro como Paititi o El Dorado, ilusionados todos ellos por encontrar la fortuna de sus vidas. De igual manera, ocurre con el Punto G, una zona de supremo placer femenino que ha provocado numerosas expediciones íntimas, muchas de ellas fallidas.