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Opinión

La labor de la Defensoría del Lector no se circunscribe a lo que aparece en la versión impresa de Perú21. Esta vez quiero referirme a lo que ocurrió en las redes sociales el domingo pasado con el caso de la artista Yahaira Plasencia, conocida por su relación con el futbolista Jefferson ‘Foquita’ Farfán.

No voy a comentar el programa de Beto Ortiz, sino lo que pasó con las redes de Perú21, que se regodearon con lo que ocurría en el programa conforme otro futbolista, Jerson Reyes, contaba su ‘affaire’ con Plasencia, así como las supuestas amenazas que recibía por revelar la historia.

Los clics, los ‘me gusta’ y los retuits explotaban esa noche. Éxito, podría haberse dicho. Sin embargo, no faltaron voces críticas en las redes y concretamente hacia Perú21 lamentando el tratamiento que se le daba a Plasencia y a la información con la que hacía titulares Reyes.

Y aquí un comentario desde mi experiencia. Cuando se habla de códigos de ética periodística, por lo general asociamos esos conceptos con las secciones duras o ‘serias’ de un medio. Pero en espectáculos (Escenarios se llama en Perú21), los códigos y la corrección se olvidan. Rige (porque ‘vende’) la norma de destrozar a quien esté de moda porque eso nos va a dar audiencia o venderemos más ejemplares. Es lo que le gusta a la gente, dirían muchos, en la línea de exacerbación del morbo al que estamos predispuestos como seres humanos.

Sin embargo… ¿es lo que le gusta a la gente? Criticamos y sancionamos a quienes ofrecieron titulares de escarnio en la prensa chicha del régimen Fujimori-Montesinos. Cambió el régimen, pero el público se acostumbró a esas noticias y, por eso, ¿debemos seguir en esa línea? A quién le importa eso, me respondieron alguna vez, total, es espectáculos.

Los editores de Perú21 acusaron el golpe. La editora de Audiencias, Esther Vargas, me informó que se decidió no volver a cometer el error de caer, en redes o en la web, en hacer escarnio de un personaje con tal de generar más tráfico. Se apuesta por un producto diferente, a riesgo de perder algunos clics.

Digamos que hacer escarnio de la vida privada de una persona, y en este caso de una mujer, no se condice con quienes enarbolan banderas de #NiUnaMenos o dejaron de publicar Chica21 como gancho para el público masculino.
Me parece saludable la decisión de asumir el error y trabajar en una oferta informativa o de entretenimiento diferente. Sé que habrá quienes discrepen, desde adentro inclusive, porque si fue una fórmula que funcionó, por qué no continuarla. Pero los tiempos cambian a velocidad nunca vista antes. Las audiencias son más críticas; que no te preocupe la caída de ventas, la verdad es que la caída es mundial por otros factores. Y a esos nuevos consumidores, los que están por venir, ya les debes estar diseñando algo totalmente diferente.

Si tienes alguna queja o sugerencia sobre los contenidos de Perú21 puedes contactar a Claudia Izaguirre escribiendo al correo defensor@peru21.com o a su cuenta de Twitter, @claudiaizaguirr.


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